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28 de enero de 2011

La brigada paracaidista del PP


Durante la penúltima visita de Esperanza Aguirre a Getafe, con motivo de la inauguración del concesionario de automóviles Inauto BMW en La Carpetania, la periodista de GetafeNoticias.com, Sonia Baños, le preguntó a la presidenta por la designación del candidato a la alcaldía de la localidad. Aguirre ya conocía que el run-run y el pica-pica corrían por el pueblo sin freno y a la segunda, ni discreta ni callada, ni corta ni perezosa, le espetó: “mire usted, vamos a traer a la Brigada Paracaidista”. Para algunos, los más inocentes, la respuesta de la “dama de hierro” madrileña podría ser una simple alegoría de la fuerza con la que se quiere volcar en la zona sur madrileña, expresión evasiva, previa a la designación del candidato; para otros muchos, entre ellos para el portavoz local, Carlos González Pereira, la frasecilla confirmaba los peores augurios y sus más íntimos temores sobre el insistente rumor que se había extendido por el municipio.

El mismo periódico digital, propiciado o amparado por el propio Partido Popular de Getafe,  publicaba en el mes de noviembre una nota de respuesta a la noticia que había publicado ese mismo día la edición en papel del Crónica de Getafe. Génova desmentía tajantemente la información [evidentemente, eran ellos los que mentían al desmentir]. La dirección regional del PP no estaba buscando un candidato para Getafe; ya lo tenía. El presunto aspirante local, designado en su día como portavoz a dedo por Aguirre, sufría un enorme desgaste político que, a finales de año, había evolucionado hacia una parálisis total, personal y del aparato, dejando al partido sin voz y sin respuesta ante las iniciativas del gobierno municipal y de su adversario Pedro Castro. El otro apoyo mediático de Carlos González, el periódico promovido por el constructor y promotor inmobiliario Francisco Felipe González Gervaso, empezó a echar humo a finales del año pasado, constatando en un editorial la ausencia de la necesaria acción política que les conduciría, al cabo de la calle y dios mediante, al gobierno municipal, antesala como todo el mundo sabe del paraíso urbanístico levantado con hierro, hormigón y ladrillos; lápiz y borra. Un caballo de papel para conquistar la Troya de ambos González; Felipe y Carlos.

Sin embargo, mucho antes de que las noticias locales recogieran el rumor extendido por el entorno de la presidenta y la ansiedad por la falta de confirmación de Pereira, durante el mes de noviembre, Esperanza Aguirre había encontrado la solución a su enigma: sabía quién iría al sur a luchar contra ese matusalén y pejiguera que gobierna Getafe casi desde la época prehistórica. Ninguna de las chicas que podrían arrebatar la alcaldía a Pedro Castro querían el pringue de venir a vivir a la capital del sur. Imagínense, por ejemplo, el traslado de Pozuelo a Getafe. Pero ahí estaba ese fan incondicional, militante casi integrista, de la presidenta. Juan Soler-Espiauba Gallo; más aguirrista que Aguirre, sustituyendo en el dicho popular al titular de la cátedra de San Pedro, obra que glorifica el poder y la infalibilidad del papa, por la mandamás de la Comunidad de Madrid.



Los blogs los carga el diablo

Lo cierto es que en noviembre le propusieron el destino, y como militar disciplinado, aceptó la plaza, capital del sur y cuna de la aviación. Se iba a tirar en paracaídas. Lo primero que tuvo que hacer, tras una recomendación especial, era cerrar el blog desde el que prodigaba lindezas imborrables y se explayaba contra tirios y troyanos, contra compañeros y adversarios, incluso contra la "chusma". La última entrada a su blog, opinionenvanguardia.blogspot.com la subió en el mes de noviembre. A mediados de diciembre el blog fue eliminado de la blogosfera. Sin embargo, acudiendo a Google, en sus búsquedas (por ejemplo, juan soler espiauba opinion en vanguardia trinidad jiménez) y pinchando en la versión “En caché” se pueden rescatar sus dotes como escritor de la más fiera guerrilla “aguirrista”.

El diputado Juan Soler-Espiauba Gallo ejerce de sobrado y de soberbio. En los escritos que aún se pueden leer en la web, a pesar de su intento de “eliminarlos” digitalmente, manifiesta con atrevimiento un cierto complejo de superioridad, como si hubiera sido elegido para la gloria, portador de una formación académica y de unos recursos intelectuales que no oculta, incluso de los que presume. Diríamos, antes de conocer sus estudios, que cuando se mira al espejo no encuentra limitaciones, es más, podríamos pensar que es doctor en Física cuántica, que está capacitado, como ingeniero, para calcular la resistencia de la estructura de un puente, o que, tras una larga experiencia, podría disertar sobre las últimas técnicas del trasplante de hígado. En realidad es Licenciado en Historia moderna y en Sociología. Joder, qué maravilla, qué perla cultivada hemos encontrado, qué brillante inteligencia tan escasa en este país de lerdos. Alardea de ello, se vanagloria al etiquetar a otros, y no duda en arrear mandobles retóricos, incluso a sus propios compañeros de partido, definiéndoles como lisiados mentales, faltos de recursos, trepas, aunque –dice como disculpándoles el aún diputado- “sin responsabilidad por su propia limitación”.

En su carrera política, única ocupación que se le conoce, ha manatenido desencuentros con distintos sectores de su propio partido como Nacho Uriarte (Presidente nacional de Nuevas Generaciones ) e Iñaki Oyarzabal, Secretario General del Partido Popular del País Vasco de los que dice que “han trepado a puestos de responsabilidad dentro del Partido Popular con una formación académica, política y cultural digamos que limitada. Esa y no otra es la razón de sus exabruptos. Salgo en su defensa desvelando las deficiencias que explican sus posiciones: porque no se trata de transfuguismo político sino de carencias evidentes y perdonables […]”. Posteriormente, para disculparse insistió: “quiero pedir comprensión y disculpas, discrepar de Iñaki Oyarzábal en una manifestación política, acudiendo a su alejamiento de la cultura escrita sin recordar que tiene virtudes políticas que podrían compensar sus defectos culturales a los que yo aludí de una manera muy pedante” . También ha plasmado en e lmencionado cuaderno digital su rifirrafe con Manuel Cobo, la mano derecha de Gallardón, al que profesa una manía visceral, casi fundamentalista y al que tachó, suspendido de miltancia, “ahora que no puede considerarse compañero, porque su inteligencia se ha visto nublada, absolutamente cerrada, por el odio que dispensa a Esperanza Aguirre”.

También ha dirigido buenas tarascadas, fuera del PP, a José Bono o Trinidad Jiménez a la que profetizó que perdería con Gómez (le gustaba más Tomás que Trini) y aconsejó que “el acento de Jiménez [nacida en Málaga] le hace más apta para ser una candidata a Dos Hermanas o Vélez-Málaga… Le falta fondo y cuajo madrileño”. Toma castaña. Un comentario desafortunado como reconoció el propio autor y, pensamos nosotros, algo xenófobo. Ya saben los candidatos con acentos distintos a los carpetovetónicos, los alemanes, polacos, etc… El PP a nivel nacional le “recomendó” que se disculpara. Y para ello, tras un montón de tópicos sobre la Andalucía más folclórica y el aceite de oliva, dijo que bueno, que la Trini le caía bien, que “era encantadora, lista y guapa”. Y así, lo terminó de arreglar.

Con apellido y blasón

Juan Soler-Espiauba Gallo nació en Santander en 1960. Es un político maduro, aunque, según dice él mismo, en España, “si pasas de los veintitantos te empiezan a considerar un carrozón, costumbre a todas luces viciosa, aunque para los americanos –continúa Soler-Espiauba- aún podría ser un guayabito” (me temo que este hombre no sabe lo que significa el apelativo que le otorgan esos americanos a los que se refiere; hay que aclararle que en el Caribe y en otras zonas de América guayabito es un ratoncito pequeño, término que podría tomarse cariñosamente, pero que no tiene nada que ver con la edad; el guayabito en cuestión podría ser viejo, muy viejito).

Detenta este Juan un apellido singular que procede de Francia y que se desperdigó, ya en la península ibérica, por la región de Murcia, por Madrid y Santander. Está soltero y vive en Madrid. Todo el mundo, por lo bajito, dice que es gay, una opción personal absolutamente respetable. Aunque no estamos seguros de que sea así, puede que sea maledicencia, y tan sólo sea un simple solterón dedicado a la política, casado como un sacerdote con sus votos de castidad y todo, con su diosa Esperanza. De todas formas, lo he dicho alguna vez antes: cada uno hace con su culo un tambor y se lo deja tocar a quien quiera.

Su carrera política se inició cuando se afilió con 18 años a Nuevas Generaciones, el vivero juvenil de ideología conservadora cuando el partido aún se llamaba Alianza Popular. En 1987 fue elegido diputado en la Asamblea de Madrid. Alberto Ruiz-Gallardón le echó de las listas en la siguiente convocatoria. Entre 1999 y 2004 trabajó en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) de José María Aznar donde ejerció como director gerente y director de estudios. En el año 2003 volvió a ser elegido diputado autonómico, ya en la lista presidida por Esperanza Aguirre.

El diputado “faltón” como le tildan algunos medios de la izquierda digital es producto de una educación durante su infancia moldeada por tintes religiosos y franquistas. Su padre, José Manuel Soler-Espiauba y Mirones ha colaborado en la revista digital elgrancapitan.org  escribiendo sobre sus antepasados Juan Soler-Espiauba Gambino   y José Manuel Soler-Espiauba y de Angosto.

Jose Manuel Soler-Espiauba y Mirones es, al igual que su hijo, de raza le viene al galgo, proclive a los comentarios en internet que dejan una huella indeleble. Y si no, comprueben la ideología que ha “mamado” el candidato a la alcaldía de Getafe en un comentario publicado hace apenas un año: “Dios bendiga eternamente al Sr. Obispo de Alcalá de Henares, por mantenerse fiel y agradecido a nuestros Mártires de la Cruzada de Liberación Nacional. Vuestra Ilustrísima, Sr. Obispo, no ha renegado. No ha apostatado como, en medio del escándalo, han hecho tantos otros malos Pastores. Quien estas sinceras palabras os envía es un huérfano de padre y de madre, caidos ambos en la defensa de la Religión católica y de la Patria España en 1936 y en 1939. En nombre de mis padres, Monseñor, un millón de gracias. Beso vuestro anillo pastoral”.


No lo quiere ni dios

Actualmente es vice portavoz del PP en la Asamblea de Madrid y miembro de la Comisión de Educación de la misma Asamblea regional, miembro de la Asamblea de Caja Madrid y cuatro cosillas más sin relación alguna con la gestión. No se lleva bien, por los proyectiles amigos disparados, con ningún ala del PP, salvo la que orquesta la presidenta regional. Dentro del PP, está tachado por la derecha neocon, por los más moderados o rajoynianos y por muchos de los que comulgan con las ideas liberales de Aguirre. Baste como ejemplo, que además de El País, El Mundo o del ABC, hay que rebuscar en la prensa local para anotar ecos de su designación como candidato a la alcaldía de Getafe. El grupo de Libertad Digital, una de las “fábricas de pensar” más duras  y espesas de la derecha española, ni siquiera ha hecho una mínima referencia. En otros ambientes, políticos y católicos, también está señalado como persona “non grata”.

Soler-Espiauba, que nació bajo el signo de aries (el 21 de marzo, cumple 51 tacos), está tutelado por  Marte, el dios de la guerra, se significa como una personalidad impulsiva y a veces agresiva, manifiestando su personalidad, como no podría ser de otra manera, través de la palabra escrita, mostrándose, las más de las veces algo insolente. A pesar de sus numerosos detractores, dentro y fuera del PP, intentará convertirse en el líder de su grupo.

Durante el mandato de José María Aznar, Juan Soler-Espiauba Gallo, que a la sazón era director gerente del FAES, registró el dominio “democraciasinira.net”  (actualmente desactivado) a través de la cual, y financiada por la misma fundación conservadora, difundió un manifiesto en el que se justificaba la guerra de Irak. Eso sí es tener un buen estómago y un hígado estimulado (bueno, procede como hemos visto de una familiar muy marcial). “No toda guerra es siempre inmoral, aunque traiga consigo pérdida de vidas humanas y empobrecimiento de pueblos…”. Está todo dicho. Habló el historiador, el filósofo sobrado, el ideólogo de la miseria,… Actitud rastrera, seguramente hipócrita, y pesebrera que, por supuesto, ni antes ni ahora, ni poco ni algo, compartimos de ninguna manera. Una cosa es la voz silenciosa de muchos militantes del PP que veían con disgusto como el presidente Aznar nos mezclaba en una sangrienta y penosa guerra de la que aún no nos hemos recuperado los españoles, ni los americanos ni, mucho menos, los pobres ciudadanos iraquíes, y otra justificar intelectualmente lo injustificable. En su escrito  remitía la polémica ciudadana y social sobre la guerra, con cierta bravuconería, a las urnas en las que, suponía él, se ratificaría la política de acompañamiento militar del hombrecillo con bigote. Evidentemente, se equivocaba; se equivocaban Aznar y  Soler-Espiauba.

Amigos y Colegas en el armario

Su [presunta] tendencia sexual le ha generado algunos disgustos en política. Los grupos neoconservadores, militantes del nuevo integrismo religioso católico le tacharon cuando presionó como diputado en algunos despachos de la Comunidad de Madrid a favor de COLEGAS (Colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales).

El titular de alguno de los despachos visitados por Soler-Espiauba filtró la iniciativa a la prensa más conservadora. La enredadera de grupos ultra católicos y neoconservadores se cebó con el diputado aguirrista. Esos grupos, a los que se califica como miembros de la Organización del Bien Común (El Yunque mejicano), una nueva “masonería blanca”,  tienen por objeto prioritario mantener y restablecer los valores católicos desde posiciones modernas y fundamentalistas. Hazteoir.org, derechoavivir.com, Profesionales por la ética o el  Instituto de Política Familiar son algunos de estas organizaciones transversales que manteniendo posiciones creacionistas, negando la evolución, utilizan de manera especialmente hábil las nuevas tecnologías y redes sociales. Se les acusa de ser sociedades secretas, aunque los implicados lo niegan: se estructuran, según ellos, en Asociaciones que se mantienen con las cuotas de sus afiliados. Sin embargo, no ocultan su formación e influencia en el Phoenix Institute de Arizona, uno de los think tank, (fábrica de ideas) del Tea Party americano. En España, están prohibidas las sociedades secretas.

El obispado de Getafe, contrario a la existencia de organizaciones secretas en el seno de la iglesia, alertó del peligro de “hazteoir.org” según el reportaje publicado por el diario El País, en los primeros días de este año y que los responsables del "hazteoir.org calificaron de grotesco y de paranoía conspirativa del mismísimo primer ministro Rubalcaba, desvelando una presunta pelea entre las fundaciones americanas que apoyan a los sectores enfrentados en España. Por una parte la que propicia los movimientos ultra católicos y neoconservadores, el Fhoenix Institute; y por la otra, el nuevo socio capitalista de referencia de Prisa, la Liberty Acquisitions Holding, ligada a la "abortista" Fundación Rockefeller y al ex presidente Felipe González.

La información sobre las maniobras del diputado Soler-Espiauba se difundió a través del semanario ALBA y concluyó con una campaña de correos electrónicos que los lectores y suscriptores de Hazteoir.org podían dirigir a Esperanza Aguirre, denunciando las presiones que ejercía Soler-Espiauba para promover talleres de sexualidad dirigidos a niños a partir de 6 años sin el permiso de los padres.  En la ofensiva iniciada por el conglomerado de medios y periodistas ultra conservadores contra la imagen del diputado de la Asamblea de Madrid, aseguraban que ese apoyo se debía a la “estrecha amistad" con el presidente de COLEGAS. La influencia, cada día mayor de estas organizaciones, ha llegado hasta el punto que son capaces de amenazar con la retirada de votos a los partidos que apoyen, o, si así se requiere, no lo hagan con determinadas iniciativas de este nuevo integrismo religioso. Además del famoso “hazteoir.org” y el resto de organizaciones mencionadas, este concierto fundamentalista suena gracias a  personas y medios ligados a Intereconomía, La Gaceta y el Semanario ALBA y otros sectores de ideología carlista, dejando como antiguallas inútiles para la batalla social al Opus Dei, incluso a los mismísimos "kikos".

A cuenta del apoyo del diputado y ahora candidato a alcalde, el semanario ALBA entrevistaba al aludido y para acabar, el periodista le preguntaba  sobre los hechos denunciados por su propio medio:
"¿Le gustaría decir algo más a los lectores de ALBA sobre este asunto?
- Hombre, me gustaría saber quién desde dentro del Partido Popular ha filtrado esa información, pero le puedo asegurar que llevo ya muchos años en esto de la política, y no me sorprende nada. Sé cómo actuar y si me quieren perseguir... me va en el sueldo". 

Hay quien piensa, no sin una cierta base, que la designación de Juan Soler-Espiauba Gallo como candidato a la alcaldía de Getafe, está provocada por la presión de este conglomerado ideológico y religioso; además, se le envía a competir en el municipio en el que tiene la sede el obispado rebelde y que, al parecer, se ha mostrado más crítico con los “mariachis”, mote de los grupos afines al Yunque mejicano u Organización del Bien Común en España.


Llega un pipiolo

Tras su designación por Esperanza Aguirre en una decisión tardía e inexplicable en la mayoría de los ambientes locales, aunque se justifica por el escaso tirón popular del hasta ahora portavoz popular, Carlos González Pereira, (¿Cuándo un candidato del PP ha tenido tirón electoral en Getafe?).

Juan Soler-Espiauba Gallo, al poco de ser designado contrincante del Presidente de la FEMP, aseguró había llegado el momento de que Pedro Castro se “jubile”, casi sin darse cuenta que él, no debería seguir pensando que es, precisamaente, un “pipiolo” o guayabito. Pedro Castro nació en 1945, sólo siete años antes que, y aunque sea una indiscreción decirlo, su adorada Esperanza Aguirre, que el pasado 3 de enero cumplió 59 años, cerca ya de convertirse en sexagenaria, aunque lejos por aún de la edad de jubilación que nos ofrece el gobierno de Zapatero. No está bien llamarle vieja a la jefa. Ni que es de otra época.

Castro, al igual que Soler-Espiauba, no se corta ni cuando se afeita. Al saludo del diputado regional y ya contrincante electoral, contestó diciendo que parecía mentira que el PP tuviera que enviar a un cunero como candidato a la alcaldía de Getafe. El popular le devolvió la pelota equivocada cuando aseguró que el viejo alcalde insultaba a los vecinos de Getafe que habían venido de otras zonas de la geografía española. Este licenciado en Historia, en Sociología, paracaidista político (por la urgencia, casi militar) y cunero ni siquiera se entretuvo en mirar el diccionario. Cunero no es un insulto. Le define, en su acepción tercera, perfectamente.

Hace bien Esperanza Aguirre, pensando que para hacer algo en Getafe tiene que lanzar a la Brigada Paracaidista. Al igual que está haciendo en otros municipios como Alcorcón o Leganés.  Otra cosa es conocer o dilucidar quién acompañará al jefe del escuadrón que ya desciende, o cae, atraído por fuerza de gravedad hacia el nido de víboras que ha sido siempre y sigue siendo, este pueblo de Getafe. Hay que andarse con cuidado y con la espada en alto.

Tras el nuevo, e insólito, descabezamiento del PP a nivel local, se prepara, a nuestro entender una nueva batalla entre La Montaña y La Llanura de esta organización política. Creía La Llanura que había triunfado tras la marcha de José Luis Moreno y la “jubilación” anticipada de su compañero y amigo, José Luis Vicente Palencia. Los seguidores de estos, La Montaña del PP local, “rajoynianos” o “gallardonianos” se veían con una patada en el culo y ni un “ahí te pudras” en las próximas elecciones locales.

Carlos González Pereira y sus seguidores, adscritos al sector de La Llanura, que al principio se vieron como caballo ganador, ven con amargura como la misma mano que te pone, te quita, no sin sospechar o querer sospechar que tras esta decisión incomprensible [para él y los suyos] estaban y están las maniobras de José Luis Moreno y José Luis Vicente Palencia; si esto fuera así, y hubiera ganado La Montaña, como se teme González, no habrían tirado por la escotilla del avión madrileño a uno de los más fieles seguidores de Esperanza Aguirre. Y de nuevo, como todo en el universo, vuelta al principio. La Llanura y La Montaña se aprestan de nuevo a luchar por el poder local. Ahora es el momento de acudir al candidato para mercadear con los respectivos apoyos, influencias y conocimientos. Habrá que ver si Juan Soler-Espiauba Gallo mantiene su puesto en la listas a diputados de la Comunidad de Madrid o sale definitivamente de la política regional, desterrado [con honores, por supuesto] a este lugar gobernado por Pedro Castro. Getafe se va a convertir, si no lo remedian los contrincantes, en el sitio de los excesos verbales. Si fuera de esa manera, Esperanza Aguirre habría matado dos pájaros de un tiro. Asegurarse el control de este patio de colegio que siempre ha sido el PP local y tener a raya a uno de sus más duros huesos de roer, intentando jubilarle o impedir el paso a su hijo y posible heredero.

Tras las elecciones municipales, y a la vista de los resultados, es más que probable que el jefe de la brigada paracaidista, tras la breve contienda, se largue con viento en popa y abandone este lugar, tan cerca de Madrid y, a la vez, tan lejos. Ahí quedarán estos políticos pueblerinos, ni siquiera provincianos, tan escasos de recursos culturales y huérfanos de inteligencia. Al igual que sus vecinos, fiel reflejo de sus representantes.

Al fin y al cabo, según ha dicho él mismo, cualquier desaire, persecución personal o política, [incluso perder las elecciones en un lugar pueblerino] se justifica con el sueldo. Eso sí es una buena razón. Y andando. Vista así la política y la cosa pública, a lo peor, vamos a tener que mordernos la lengua y reconocer, tarde o temprano, que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Con el gobierno y con la oposición. Tiempo al tiempo.

20 de enero de 2011

La rotonda más pequeña de Getafe


El tráfico rodado en el polígo industrial de Los Ángeles está sujeto a imprevistos como los numerosos baches, zanjas, postes de media tensión en medio de la calzada,  o como en el caso que nos ocupa, una rotonda pequeña y provisional ejecutada con unos cuantos bolardos de plástico y una señal en cada uno de las cuatro sentidos de la circulación; uno de ellos conectará, el norte del polígono con el sur del nuevo barrio de Los Molinos. La rotonda, excesivamente pequeña, provoca no pocas dudas sobre la prioridad en el tráfico. Es uno más de esos "pequeños" detalles que dan cuenta del olvido y la dejadez que se han instalado en este viejo polígono industrial. 

Los "amos" del urbanismo local, desde hace años y hasta hace muy poco, andaban dando vueltas a una modificación de la calificación urbanística de este sector industrial, catalogándolo como obsoleto (al igual que El Rosón) y pintando con el lápiz de la codicia un futuro residencial. La idea, aunque no está desechada ni mucho menos, ha quedado para  momentos más propicios. A lo mejor, incluso, para otra generación de políticos, técnicos, urbanistas y promotores. Mientras se aprueba el nuevo Plan General, se desatascan las afecciones en el cono de vuelo alrededor de la Base Aérea, y se van acopiando derechos y opciones sobre las grandes parcelas, Olvido y Dejadez han tenido un hijo perezoso que se llama Abandono y una hija,  más bien fea, llamada Chapuza.


19 de enero de 2011

A vueltas con el arte por la zona sur


Viernes 26 de noviembre de 2010; por la tarde. Polígono Industrial de Los Olivos, en Getafe. El conductor del furgón Mercedes Benz Artego aparcó el vehículo en el interior de la nave, comprobó con el encargado el albarán de transporte y dejó las llaves en la guantera. Tras despedirse del resto del personal, recogió su coche aparcado frente al número 3 de la misma calle Destreza y se alejó sin mirar atrás. Finalizaba su jornada laboral y un largo viaje desde Colonia a Getafe, con escalas técnicas en París y Barcelona. Estaba deseando llegar a casa y disfrutar del fin de semana. Hasta el lunes. Había oscurecido y empezaba a bajar la actividad en el polígono industrial, ralentizándose el pulso, disminuyendo sensiblemente el tráfico de vehículos industriales y personas.

A la mañana siguiente, tres hombres caminan haciéndose los distraídos aunque en realidad vigilan la zona, escrutan los alrededores de la sede de Transportes Crisóstomo, una empresa con cuarenta años de experiencia y especializada en el transporte de obras de arte. Las pocas empresas que han abierto el sábado por la mañana han empezado a echar los cierres. Es medio día y no hay ni un alma por esa parte del polígono. Los tres personajes saben que en el interior de la nave hay un “tesoro” de más de cinco millones de euros. El chivatazo es de los buenos. Desguarnecido. La nave 10B no tiene vigilancia durante el fin de semana; solo una alarma contra intrusos y un circuito cerrado de video. Parece sencillo. Los ladrones lo saben. Antes de forzar la puerta de entrada, se colocan las capuchas de lana negra. Actúan rápidamente como si estuviera perfectamente planificado, sabiendo lo que hacen, directos hacia el furgón. Certeros. El golpe dura apenas tres minutos. Abren el portón y se largan. Aceleran. Getafe está en el centro de una encrucijada de caminos; un lugar perfecto para tener una nave logística o de transportes y, claro, también para una huida rápida y anónima. Un robo como en las películas americanas; los cacos se llevan la mercancía casi sin esfuerzo, sin violencia, sin víctimas. Aquí paga el seguro. La A-4, la M-45, la M-50, la A-42. ¿A dónde? Corre, corre… con el dinero.

Lejos, y a la misma vez, en la central de la empresa de vigilancia sonó la alarma. Eran las 13 horas del sábado. Algún descuido, piensan, pero… El protocolo de actuación en estos casos dicta que se llame al dueño del negocio y a la policía. La nave debe está cerrada. No tiene por qué haber nadie. En pocos minutos, el vehículo de la brigada de seguridad ciudadana hizo acto de presencia en la sede de la empresa transportista observando que la puerta estaba forzada. El dueño, un tal Virgilio Crisóstomo, cómo no, denunció la falta un vehículo que había llegado la tarde anterior procedente de Colonia (Alemania) con treinta y cinco obras de arte de autores como Fernando Botero, Eduardo Chillida, Pablo Ruiz Picasso, Gonzalo González, Cvueto Marsic, Julio González y Antonio Saura. Lo cierto es que las informaciones son un poco confusas. Nadie sabe cuántas obras iban exactamente en el furgón. Además de las que salieron de Colonia, están las que el conductor recogió en París directamente del estudio de Fernando Botero y que, tras hacer escala en Madrid, saldrán expedidas hacia una nueva exposición en Singapur. Parece que son treinta y cinco. Así es el mundo del préstamo de obras de arte para exposiciones. Todo es ir y venir.

Las obras robadas, propiedad de cinco o seis galerías de arte, procedían de una exposición en la Stephan Ropkë, en Colonia, y habían sido valoradas por sus dueños a “precio de mercado” en más de cinco millones de euros; los mismos cuadros y esculturas habían sido asegurados por AXA Art Colonia y tasados en 2,5 millones de euros. El transporte se realizó, contra lo que marca la normativa en este tipo de trayectos internacionales y con esa valoración económica, sin el preceptivo furgón blindado, sin vigilantes jurados, ni medidas especiales de seguridad. El mundo del arte, como el ladrillo y otros muchos sectores, están atravesando momentos difíciles. Los implicados, galeristas, expositores y transportistas, se ahorran esos costes que muchas veces harían inviable algunas de las exposiciones que figuran en las guías del ocio de muchas ciudades. Eso mismo está convirtiendo al sector en una diana fácil para los ladrones de guante blanco y guante negro.

Tras revisar la grabación, los investigadores se sorprenden por la agilidad y la limpieza del golpe; las llaves estaban en la guantera. Parece evidente. Se piensa en un cómplice, en el enemigo en casa que se llama en las serie b de televisión. En los primeros momentos de la investigación se duda del vigilante de la empresa, con antecedentes penales (¿ustedes se imaginan?), por delitos -eso sí cancelados- contra el patrimonio o, incluso, del mismo conductor, téngase en cuenta que, además de su ocupación, era de nacionalidad rumana.

La policía ocultó la noticia a los medios de comunicación hasta saber con certeza si se trataba de una chapuza local, de un robo planificado en Alemania por alguna banda de delincuentes de los países del este, incluso una especie de cheque a cuenta o pago en especie a las mafias de la droga y el tráfico de armas, fácilmente canjeable en ambientes de la peor y más culta delincuencia.

El conductor rumano fue interrogado. Los investigadores concluyeron, al parecer, que el hombre no tenía nada que ver con el robo. También el vigilante. Nada transcendió de ese interrogatorio. Los policías se mantienen testarudos para mantener el secreto del sumario y de las investigaciones. Tres días después, aparecía el furgón de Transportes Crisóstomo en un polígono industrial de Alcorcón. Estaba vacío. Las obras de arte se habían esfumado. Se consolidaba la idea de un golpe profesional; las presuntas víctimas del robo, los propietarios de los cuadros y esculturas empezaban a pensar en los damnificados reales: las aseguradoras. Casi nunca se recuperan las obras de arte robadas. Habría que esperar, cuán largo lo fían, al menos una generación ¿Cuántos seremos menos para que ese Botero o Chillida vuelvan a ver la calle?

Según el escritor y experto en sustracción de obras de arte, Noah Charney, fundador también de una compañía de investigadores contra esa modalidad delictiva, asesoraba a la poli través de los periódicos. Charney aseguró a la agencia EFE que “el robo se había planificado en Alemania, país en el que hay muchas bandas de Europea del Este y en el que se hallaban esas obras cedidas para ser expuestas". Todo el mundo dudaba volver a ver las obras. La falta de responsabilidad y profesionalidad se mostraban como pruebas evidentes. La cabezas rodaban con prontitud. Los galeristas y dueños de las piezas se mostraban escandalizados con las circunstancia del transporte y custodia de sus valiosas propiedades. Incluso, la dueña de la escultura “Topos IV”, de Eduardo Chillida, advirtió de las dificultades de su manejo. La escultura, un banco en acero oxidado, pesa una tonelada. ¡Cualquiera va por ahí con un cacharro de mil kilos de hierro como quien lleva un cuadrito..!

En el transcurso de la investigación, se localizó el “pesado” banco de acero del escultor vasco en una chatarrería de Palomeque, municipio de la comarca de la Sagra, entre Cedillo del Condado y Casarrubios del Monte. El dueño de “Recuperaciones Becerra” aseguró a la prensa local –tan ufano- que había sido su propia hija la que había ofrecido y pagado 33 euros por el banco de mil kilos y otros ciento cincuenta kilos más de chatarra a un tipo flaco al que habían visto sólo un par de veces. 30 euros por el banco oxidado. Y por cierto, aseguraban los dueños de la chatarrería, que el vendedor no era –seguro- uno de los ladrones. Ahora, sí; estábamos jodidos. Ni el famoso y sabihondo escritor, ni los expertos policiales podían creerse el primer lance de la historia de uno de los mayores robos de obras de arte en España.

La noticia se publicaba dos días antes del sorteo de la Lotería de Navidad. ¡Qué disparate o disparidad de criterios! De la tasación oficial de una obra de arte, del valor que las aseguradoras y fuerzas de seguridad asignaban a una de las piezas del robo, a la valoración que finalmente le asignaba el propietario y tasador, tasadora en este caso, de la parte compradora.

Lo sorprendente del caso es que en la chatarrería, todos pensaron, los dueños y los trabajadores, que se trataba de un simple banco oxidado que a lo mejor había sido abandonado en un ignoto vertedero por algún ayuntamiento caprichoso. Las chatarrerías están en el punto de mira de la policía desde que aumentaron los robos de cable de cobre, pero esto era diferente. A las preguntas de la policía sobre la pieza de arte, uno de los trabajadores de la chatarrería dijo que eso no era ninguna pieza, sino “un cacho de hierro que no servía para nada”. La policía le aseguró al estupefacto trabajador que el “cacho de hierro” en cuestión se llamaba “Topos IV” y que estaba valorado en 800.000 euros. El dueño de la chatarrería no lo dijo seguramente, pero lo pensó, en aquel mismo momento, “topo-ta-madre, so bruta, becerra... si teníamos la lotería de navidad delante de las narices y no lo veíamos”. El trabajador seguía pensando lo mismo: ¡eso es un cacho de hierro oxidado!

El dueño del almacén de morralla, el tal Becerra, aseguró a los investigadores que en unos 20 0 30 días el famoso “topo” hubiera acabado su días en una fundición situada en la localidad de Getafe [recoño, otra vez para Getafe] a la que envía la mayoría de los materiales que almacena en la parcela situada en la carretera regional CM-4004. Y así, el destino del ahora famoso banco se dirigía de nuevo a Getafe, de donde salió sin permiso, ni visado, y donde hubiera acabado su historia como obra de arte del tal Eduardo Chillida Juantegui. Menudo mes, para la obra del artista vasco. Primero le venden una obra de casi un millón de euros en una chatarrería al peso, y luego cierra su famoso museo Chillida-Leku en Hernani (Guipúzcoa), tras un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). La cosa está fatal. ¿Habría que volver a tasar su obra tras ese penoso incidente, el de un euro por cada treinta y tres kilos de acero oxidado? Lástima.

El descubrimiento del banco en la chatarrería toledana, contribuyó a acelerar las investigaciones y a constatar que el robo había sido perpetrado por aficionados con algún chivatazo o información, pero desconocedores del contenido real del furgón sustraído y de las posibilidades de convertir el valor de lo robado en dinero. No había forma de dar salida a aquel montón de cuadros y hierros valorados, por no se sabe quién, en cinco millones de euros.

El sábado 18 de diciembre, la policía localizó en un polígono industrial de Leganés el resto de las obras dentro de una furgoneta en la que los ladrones guardaban el material robado. Hasta la fecha, mediados de enero de 2011, no ha habido detenciones, ni se ha esclarecido el robo.

Los tres ladrones robaron un último coche -suponemos nosotros- y enfilaron la carretera de Toledo por enésima vez. De repente se sorprendieron mirando hacia el mismo punto, allí cerca del hotel AC, frente al nuevo barrio de El Bercial, habían colocado un cartel de plástico transparente donde algún gracioso había pintado con letras mayúsculas la palabra ARTE. ¡Y una mierda, arte! A nosotros nos lo van a decir; y, para colmo de desgracia, nos lo recuerdan en una valla publicitaria. Y luego siguen pintando porquerías… Eso será el arte.

La definición de esta actividad intelectual y emocional está sujeta a discusión permanente. Aunque eso sí, permite asignar ese calificativo a cualquier trabajo humano, pictórico, escultórico, textil, arquitectónico, literario, fotográfico, cinematográfico, etc., incluso gastronómico, que comunique algo o, simplemente, emocione al espectador. Y esa valla llegó, sin duda, al corazoncito de los ladrones. Pero en forma de ofensa, de recordatorio de su ignorancia, como insulto a su falta de pericia, como pública noticia de su inexistente cualificación para el oficio de ladrón de mercancías artísticas.

Sin embargo, la discrepancia entre las distintas valoraciones de los objetos sustraídos en la empresa Transportes Crisóstomo, la que plasmó en los papeles el dueño de la empresa transportista, la que asignaban los propietarios, la que aseguraban las presuntas víctimas económicas, las compañía de seguros, la de los trabajadores de la chatarrería que tuvieron que “tasar ” la obra de Eduardo Chillida, incluso la opinión real de los ladrones, aún por conocer, muestra ante nosotros una fábula parecieda a la de los “tejedores pícaros que engañaron al rey” con un tejido tan maravilloso que sólo podían ver los que no eran hijos de su presunto padre [hijosdeputa o hijos de madre adúltera], según una de las historias ejemplarizantes o cuentos moralizantes que se relatan en el libro del Conde Lucanor, obra escrita a finales de la edad media por D. Juan Manuel. El escritor danés Hans Christian Andersen, que leyó una traducción alemana de esa primera obra, escribió el cuento titulado “El rey desnudo” o “El traje nuevo del Emperador” y en el que, tratando de huir de la temática del adulterio de la que se burló el Infante castellano, puso énfasis y dirigió el objetivo de la sátira de los fraudulentos tejedores al orgullo y a la vanidad intelectual. “Porque todos crean que algo es bueno o verdadero, no se concluye que lo sea". También Cervantes trató el mismo tema, con otro argumento, en su famoso entremés “El retablo de las Maravillas”.

Cuando hablamos de arte, no hay dos, ni tres opiniones. Hay un mundo, una infinidad de perspectivas en las que cada cual y cada uno tiene o aporta su definición y sus gustos sobre ese hecho creativo, aunque es cierto que el arte moderno está –cada día más- bajo la sospecha de falsedad, de ausencia de tejido real, presa de argumentos embaucadores, lleno de mentiras cómplices, contra las que nadie, que no quiera señalarse como estúpido, es capaz de aventurar que esa cosa, objeto o instalación, que nos enseñan en una muestra o exposición, en un museo, o en una valla de expresión libre, es un cacho de hierro oxidado o una porquería ejecutada con pintura sintética en espray. Alabado sea, el rey desnudo. ¡Qué bello vestido porta!

Viene a unirse toda esta extensa y, por lo que sabemos, verídica narración, cosa que intentamos en casi todas los temas que tratamos, con la manía de mezclar historias y noticias que puedan llegar a contener un mensaje parecido, y que nos sirva de fábula particular o de hilo conductor para llegar a una moraleja o conclusión. No es casualidad; se trata de aquilatar la suficiente paciencia para que los temas se junten solos, se reúnan, se muevan bajo un mismo titular, al menos aparentemente. Disculpe el lector que viene a la nota breve, el “post”, a la entrada sencilla y novedosa. Ni uno ni otro. Podríamos haber acabado sencillamente diciendo que la imagen que Getafe muestra a sus transeúntes y turistas, de paso por el municipio, es una auténtica vergüenza. No se trata de que puedan robar impunemente un Botero. No. Ni un Chillida. Se trata de un “desarte”, de lo que, nos parece muy claro, no es arte por que no comunica, ni es bello, más bien feo; solo desarte callejero, aunque contradiga su denominación en la página web del consistorio.

Hace poco, el Ayuntamiento de Getafe, a través de su Concejalía de Cultura y Juventud (y Urbanismo, no lo olvidemos) ponía en marcha una iniciativa deleznable, inconsistente: un concurso de grafitis en una hilera de parcelas verticales de metacrilato transparente con vistas a la A-42 [hasta que las enguarraron con pintura sintética]. Solo hay que transitar por la Carretera de Toledo, para observar a su paso por el término municipal de Getafe dos mundos distintos y distantes, y sin embargo, cercanos. Sólo seis carriles de la autovía y su mediana los separan, y así, en un sentido u otro, de Toledo para Madrid o de Madrid para Toledo, se puede comparar la barrera que oculta y ampara de ruidos a los barrios planificados a un lado y otro, El Bercial y El Rosón. A la derecha, según vamos hacia Parla, el caballón de El Bercial, con su descuidada jardinería, pero lleno de árboles que en poco tiempo despuntarán y acompañarán como gigantes benéficos a los aburridos conductores, habituales y transeúntes ocasionales, de esta vía de la zona sur madrileña. Al otro lado, a la izquierda siempre en el mismo sentido, intentando ocultar los ruidos de la carretera al fracasado y esperpéntico barrio de El Rosón, una valla de metacrilato pintarrojeada con grafitis vulgares, de tipografías psicodélicas y miméticos a los de cualquier sitio imprime ante los ojos del viajero la imagen de una ciudad macarra, de una chapuza de arte mayor; por supuesto, sin contenido cultural, ni propuesta, alternativa o real de la juventud de este municipio.

Así vista, parece la idea que tiene la institución del arte juvenil, la misma que debería velar por la imagen de la ciudad. Es increíble, aunque no inaudito. Siempre el mismo concepto cultural vacío, hueco, ausente. Piénsese que ha sido el propio Ayuntamiento de Getafe el inductor de la idea –pensamos que para ayudar a los promotores y amigos de El Rosón con un proyecto bonito y barato- el que ha organizado o impulsado la idea de “expres-arte”, arte rápido o mancha urgente, guarrería fugaz, para intentar que los jóvenes del municipio se expresen. ¡Si esa es su visión del arte, qué mal están los jóvenes de Getafe! Es una propuesta de la concejalía de Cultura y Juventud sobre el arte mural aplicado al urbanismo. No sólo se pone el lienzo [encima de puta, poner la cama]. También la pintura. En la Delegación de Juventud se podían reservar, previa inscripción, hasta ocho metros de panel de metacrilato transparente. Un pequeño espacio para el arte con vistas a la A-42. Además, el Ayuntamiento pagaba la pintura. Creo que 16 botes de pintura sintética en espray por autor [creador]. Se trata de que te expres-es; de expres-arte, de impresión-arte, de descoloc-arte, de descojon-arte, ... De verdad que tiene … [ponga usted, querido o desafecto lector, el sustantivo que le venga en gana] la cosa. Pasamos del Getafe negro, al Getafe a “colorines”, salpicado de estúpidos rótulos de siglas, nombre y motes, en un instante. El turista accidental, el que pasa la primera vez por la carretera de Toledo piensa que ahí, detrás de esos garabatos de ignorantes, de atrasados culturales, hay un pueblo de gamberros. Se reserva el derecho de admisión. Getafe, Capital de la Comunidad de Madrid; sólo fracasados, guarros e ignorantes. Y ahí empieza todo. O acaba.

Pensarán, si fueran capaces de tal cosa, los promotores del barrio fantasma de El Rosón, que con el dinero que se ahorraban con la “artística” valla les saldría más barata la urbanización y podrían vender más casas; y más caras las casas. Y parcelas, a incautos promotores que quieran vender casas en un barrio que parece, más bien, vista la imagen que se proporciona en la tarjeta de visita, un barrio marginal como el Pozo del Tío Raimundo, el Vallecas de cuando solo era el “valle del kas” o el San Fermín de Villaverde de los mejores tiempos cuando los barrios del sur eran territorio prohibido a señoritos y pijos. ¿Qué tugurio, barrio hortera, o ciudad vulgar, se esconde tras esa barrera de plástico pintada de manera tan horrenda? ¿Quién es, no el concejal o concejala de Cultura, el de limpieza de este municipio de tránsito, de entrada y salida, de la capital de España?

No entramos en la pretensión de los industriales ubicados a pie de carretera y que esperaban quedarse en primera línea de la nueva Castellana del Sur, como definió en algún momento el Alcalde la nueva A-42 tras su “defunción” y posterior enterramiento. El problema es que no hay dinero. Se acabó la diversión del enterrador. No hay primera línea de gran avenida. Y en muchos años.

Parece lógico que el Ayuntamiento de Getafe, asesorado por los Servicios Técnicos, siempre tan equitativo, en su reparto de cargas y beneficios en los diferentes barrios que se proyectan en el municipio exigiera a la Junta de Compensación de El Rosón lo mismo que ha exigido a la de El Bercial. Que aísle el barrio de ruidos, conforme a la Ley, y que además lo haga de una manera que no desprestigie con una imagen grosera y zafia, falsamente artística, a la [presunta] capital del sur. ¿No podrían hacer un pequeño caballón, casi un poni, con una barrera de árboles [piénsese en una muralla vegetal] con un pequeño jardín vertical de plantas trepadoras y enredaderas. Imaginen los promotores y su amigo el concejal de urbanismo, cultura y juventud: una reja metálica de dos metros de altura, sobre la tierra apuntalada, con enredaderas a modo de escudo de una hilera o dos de cipreses y riego por goteo… No es que sea arte, ni siquiera artístico, cualidad cercana a la buena voluntad del que se considera un artista; ni siquiera artesanía, pero será bonito, verde, ecológico y no es muy caro [además]. Sus amigos se lo agradecerán. Podrán vender algún piso, no muchos, no crea… Pero eso es otro arte.

Con respecto a los artistas del grafiti, que también los hay, porqué no se retoma la idea de adecentar y decorar con obras, previo proyecto aprobado, los muchos testeros destartalados que hay en el centro urbano. No sería mala idea, pero no como un concurso. Como trabajo meditado, continuo, perseverante con los que realmente tengan algo que decir. La valla instalada en la carretera de circunvalación, desde la puerta de lal Base Aérea hasta el Sector 3, también se ha empezado a llenar de borrones y manchurrones. Nos rodean los artistas... Por favor, a los que pintan letritas, que alguien les pegue una patada en culo [simbólicamente, eh] y si ensucian las paredes, múltenles: a ellos o, si son menores y sin recursos, a sus padres. Así aprenderán, si no a pintar y a crear de verdad, a respetar.  Basta de tomaduras de pelo y de jóvenes [presuntamente] rebeldes que no saben hacer la o con el canuto de un rollo de papel higiénico.
 
 

18 de enero de 2011

Adiós Sánchez, adiós


Es lo que hay. Ni más ni menos. La muerte no espera. Un día estás con tus afanes y al otro te achicharran haciéndote cenizas; y adiós. La noticia del fallecimiento de José Manuel Sánchez García nos ha herido en el alma como una punzada de hielo.  Sánchez residía en el Sector 3 y fue inspector de policía en la comisaría de Getafe, Comisario de Leganés, además de un montón más de empleos, cargos y actividades diversas, incluso presidente hasta el año 2006 de la Plaza de Toros de las Ventas. Murió el pasado domingo día 16 en la Clínica la Luz de Madrid cuando se recuperaba de una operación de estómago.

No voy a decir que conocí a Sánchez, porque no es así la historia. El me conoció a mí y a todos aquellos jóvenes que hace casi treinta años hacíamos el periódico local “Vivir en Getafe”. Allí nos encontró junto a Emilio García “el ideólogo”, Evaristo Baizán “el asturiano”, Julián Puerto “el cultureta”, Antonio Sansegundo, churrero y fotógrafo, al loco Manuel A. Martínez Castillo, a Mariano García “el escritor”, y a otros y otras, casi una decena, que rondaban insaciables alrededor de una historia de comunicación local novedosa y abierta a la participación.

Eran tiempos, en el ámbito local, de chanchullos en las cooperativas del Sector 3, de afiladas disputas políticas, literarias y controversias culturales entre Andrés García Madrid, el que fuera poeta y director del Centro Municipal de Cutura, y el periodista y colaborador de Acción Getafense, Ángel del Río, de huelgas generales por la situación de Kelvinator. Eran momentos de acción y reacción, de chascarrillos, de prensa de partido y partidista, de interminables tardes de conversación, olvidada casi La Tertulia, en la taberna de Checa o en el Café el Violín. Getafe olía a vino manchego en garrafa, a infusiones de poleo menta y a bourbon con hielo.

Corría el año 1983 cuando, no sé cómo ni en qué momento, un inspector de policía de Getafe empezó a rondar la pequeña redacción. Con el tiempo, pensó seguro, que era un medio pequeño, pero medio al fin. Nunca sabremos si era más policía que periodista o al revés. En aquel momento nos calentó las orejas con sus luchas, con su historia de infatigable sindicalista, involucrándonos en sus luchas y preocupaciones. Sánchez era de esa gente que te busca, que te elige, que te liga y que, aunque el tiempo lo aleje, mantiene viva la llama, esa imagen de persona optimista, de comunicador atropellado, de luchador. El recuerdo es tan intenso,… casi como el dolor.

Sánchez fue uno de los pioneros de la Unión Sindical de Policía, sindicato que presidió desde la clandestinidad a finales de los 70 hasta 1990, año en el que cedió el protagonismo, tras la fusión y definitiva reorganización como Sindicato Unificado de Policía. Además de su pelea estrictamente sindical, había denunciado los abusos que se perpetraban en nombre de la Ley. Y llegó a enfrentarse abiertamente con el sistema al denunciar torturas en la comisaría de Getafe. A los detenidos se les ataba a las columnas del garaje y se les zurraba de lo lindo ¡qué horror! El escándalo era monumental. Su situación en la comisaría no era, por decirlo de alguna manera, agradable. De puertas adentro, no era el más popular, pero ganaba la batalla en la calle. Sánchez era un luchador nato, siempre ilusionado, inasequible al desaliento. Con todo, creo recordar que Sánchez sufrió el correspondiente expediente disciplinario.

Ganada la confianza mutua, nos reveló algunos datos sobre la comisaría de Getafe con los que no pudimos, o supimos, trasladar las informaciones recibidas al papel, aclarando en forma de noticia todas las  preguntas y  respuestas que se suscitaban. Vista la importancia de los hechos, decidimos editorializar la información. La publicación, que imprimía escasamente 1000 ejemplares, recogió la denuncia sin concederle una relevancia especial en cuanto a la extensión o tipografía. A partir de algunos datos estadísticos repetitivos concluímos que en la comisaría de Getafe no se trabajaba, al menos lo suficiente. De cada cien casos que se producían, sólo se resolvían dos o tres. El porcentaje, relacionado con los altos niveles de delincuencia, era absolutamente insuficiente. Y eso, concluíamos, era una vergüenza.

Nuestro amigo no aportó ninguna  documentación que avalara la información. Sólo, como confidencia, nos dijo que los datos figuraban en un registro de la comisaría. Quizás pecamos de primerizos o de exceso de confianza. Lo cierto es que, tras algunas semanas, recibí  una citación del juzgado, en mi calidad de director de la publicación,. El asunto parecía jodido. El comisario jefe y cinco inspectores de la Brigada Judicial se habían querellado y solicitaban, sin subterfugios ni vueltas, cárcel, diretamente cárcell para el autor de la información o el responsable, que en ese momento era yo mismo; cárcel, y una fianza de 50 millones de pesetas.

A la emoción de la primera querella, se sumaba el miedo en el cuerpo. Nada en el mundo conseguía que olvidara lo peligroso del asunto. Hay que recordar que transcurría 1983, y que  solo un par de años antes se había producido el intento de golpe de estado de Armada, Milán del Bosch y Tejero. La policía, tras el ejército, era uno de los poderes fácticos más convulsos en aquel periodo de la historia de España. Nunca me atreví a contarle a mi madre, ni a nadie de mi familia, el incidente y los riesgos que tenía aquello de escribir. ¿Para eso había abandonado la carrera de Ciencias Físicas? Más que confiar, esperé.

Me presenté a la cita sin abogado ni procurador, aunque con el apoyo anímico de la redacción y del propio José Manuel Sánchez. El juez me preguntó si sabía por lo que estaba allí, engordándome el susto en el cuerpo, y continuó exigiéndome la procedencia de la información. Tengo una fuente informativa. ¿Me puede decir de quién se trata? No, no, claro; me acojo al secreto profesional. ¿Y cómo piensa demostrar la veracidad de su información? Pues, pienso, dije con un valor que sólo se me suponía, que si lo duda, usted como juez puede solicitar el libro en el que se registra la actividad de la comisaría. Casos producidos, en curso, archivados y… resueltos. El juez me miró, casi a punto de condenarme a galeras, pensé, pero no dijo nada. Adiós, señor Alcalá. Creo recordar que nunca más supe nada; pensé que la demanda se había archivado y que se perdió –igualmente- en el limbo de lo nunca aclarado. Al Comisario Jefe y a los “brillantes” inspectores los trasladaron, menos mal, y al poco tiempo, supimos que el Ministerio del Interior los había galardonado con alguna medallita al merito policial. ¡Qué país!

Desde entonces, cuando nos veíamos [Sánchez y yo ] nos tratábamos con la simpatía y el cariño de los que han superado alguna aventurilla y, además, congenian. Durante todos esos años, más de una vez se cachondeaba de mis andanzas periodísticas, de las numerosas querellas, incluso me advertía del peligro y de la baja estofa, ralea o calaña de algunos de esos individuos con los que hemos tenido la mala suerte de cruzarnos en nuestra actividad desde entonces. Queda en mi memoria su risa escandalosa, su capacidad para,  inmediatamente, debatir y charlar sin dogmatismos sobre cualquier cuestión.
 
Sánchez era un torrente de vitalidad del que no esperábamos una despedida tan repentina; coño, José Manuel, sin avisar; un último descuido del que habrá que exonerarle por su falta de responsabilidad. Iniciado su último viaje, solo nos resta resaltar su sabiduría a la hora de repartir la herencia. Una de sus hijas es policía; la otra, periodista. Y, seguro, que a la poli le gustan la letras y a la informadora, investigar. Así es la vida, amigo, y el adn. Adiós Sánchez, adiós. El próximo toro, te lo brindaremos. Y si lo prefieren, para los que gusten, queridos y anónimos lectores, como miembro que era de la Liga Internacional Antiprohibicionista, fúmense un porrillo a la memoria del gran Sánchez [mañana 19 de enero, los Amigos de María celebran San Canuto].
 

3 de enero de 2011

Año Internacional de los Bosques


“Todos los días oímos clamar por la destrucción del arbolado y ponderar la necesidad de repoblar los montes, a fin de prevenir las sequías y las inundaciones. Cuando estas devastan las fértiles y risueñas vegas de Zaragoza y de Valencia, el clamoreo sube de punto, las peticiones menudean, los consejos brotan de todos los labios sin darse punto de reposo; pero pasada la hora de peligro, nadie se acuerda de la tierra arrastrada por los torrentes al Océano, ni de los campos reducidos á estepa, ni de las familias de labradores convertidas en familias de mendigos,…”


"Los niños y el arbolado". JOAQUIN COSTA (1846-1911)

El 31 de diciembre de 2007, José Luis Rodríguez Zapatero, casi al final de su primera legislatura, vestido, o mejor disfrazado, ideológicamente de militante ecologista y defensor de los pobres, avanzaba la propuesta de plantar 45 millones de árboles entre los años 2008 y 2012. Como si hubiera leido  “El arbolado y la Patria” del escritor aragonés Joaquín Costa. La propuesta, como casi todas las que anuncia o desvela nuestro presidente del gobierno, con frecuencia, grandilocuentes, alocadas, vanas, ligeras de contenido y excesivamente optimistas, se incluyó en el programa electoral del PSOE que comprometió a este partido con los españoles en los siguientes comicios, con la obligación contractual, piensa uno, de ejecutar el plan entre 2009 y 2012.

Como otras muchas, aquella idea o previsión quedó en agua de borrajas, sin duda por culpa de la poca importancia que le concedió el presidente a su promesa. Y sin duda, ha ratificado, con su dejadez, las proféticas palabras de Costa, escritor contemporáneo de Silverio Lanza y que puede y debe catalogarse como socialista. Nadie sabe qué pasó con el compromiso ecológico, aunque fuera simbólico, que trascendía del afán reforestador de ZP y su grupo de científicos y expertos ecologistas. Es muy probable, que tras derrochar miles de millones en hormigón, ladrillo y asfalto en todos los municipios españoles, ahora se culpe a la crisis económica de la falta de recursos para incumplir una propuesta que suponía, según el partido en el gobierno y los citados expertos, un gasto de 90 millones de euros. ¡Qué barato repuebla los montes el gobierno! Desconocemos si el presupuesto anunciado incluía la mano de obra, la maquinaria, el riego, el mantenimiento de los plantones u otras acciones necesarias o solo se tuvo en cuenta la adquisición a de los palitos… Pero, con la calculadora en la mano, se nos antoja una tarea titánica; se trata de plantar un árbol cada tres segundos, durante toda la legislatura, con solo dos euros de presupuesto por unidad forestal ejecutada. Barato, sí señor.

Así, de esta manera, ya en la recta final de la legislatura, con un gobierno obnubilado por las dificultades y la complejidad de la economía, dejando a un lado el problema de la deforestación del territorio nacional y las emisiones de CO2, con la vista puesta en otros problemas más acuciantes, llegamos casi al final del plazo sin plantar un pino. Y así estamos, entrando en el año 2011, declarado por la ONU como Año Internacional de los Bosques, con los deberes sin hacer, y con muchas posibilidades de que esta celebración pase sin pena ni gloria por el calendario del gobierno y del resto de instituciones del estado español.

Hay que tener en cuenta que el Plan de este inconstante “robín de los Bosques” que nos gobierna era una simple declaración de intenciones, un gesto simbólico que debía suponer un punto de inflexión para una acción más clara y eficaz contra la desertización del país. Se trataba, sencillamente, de plantar un árbol por cada español. ¡Cuán poca sombra iba a aumentar! Será que no podremos, ni siquiera, echar la siesta a la sombra de un par de nuevos algarrobos. Las enciclopedias, o mejor google, si se prefiere, “vademécum” del conocimiento rápido y moderno, sugieren que la masa forestal de España está formada por unos 120.000 millones de árboles y arbustos de cierto porte. Piénsese que la propuesta del partido en el gobierno suponía acrecentar solo un 0,3 por ciento la escasa mancha verde de este territorio nuestro que se observa desde el espacio, última demarcación fronteriza, casi, con el arrollador avance del color amarillo del desierto.

La Comunidad de Madrid, al contrario que el gobierno nacional, si está cumpliendo las previsiones de reforestación. Desde el año 2003 se van a implantar, en todo la región, 15 millones de árboles y arbustos, casi tres por madrileño, consiguiendo así los objetivos del plan. En la zona sur de Madrid, el gobierno regional lanzó el llamado Bosque Sur, un total de 900 hectáreas dedicadas y calificadas como zonas verdes arbóreas, que incluía la mejora de espacios verdes, su adecuación y ampliación, así como el desarrollo de nuevas zonas forestales, en un territorio salpicado de manchas verdes que corre parejo a esta parte sur de la M-50, llamado metafóricamente el cinturón rojo de Madrid y que Esperanza Aguirre se ha empecinado en convertir en abrazadera o cinto azul con manchas verdes.

Cierto es que la Comunidad de Madrid se comprometió a plantar unos 200.000 árboles en la zona sur Madrileña y lo va cumplir. Sin embargo, ese número de plantaciones es exiguo e insuficiente para la población de esta comarca madrileña, parvo y desproporcionado si se compara con otras zonas de la región o mezquino si nos remitimos a la necesidad de recuperar el deteriorado territorio que nos rodea. La Comunidad de Madrid va a cumplir con el objetivo perseguido de plantar alrededor de un millón y medio ejemplares por año con un presupuesto de casi seis euros por unidad. Los árboles y arbustos son, no debe ser de otra manera, autóctonos: madroños, alcornoques, encinas, fresnos y quejigos, entre otros.

Quién duda que algunas de las ideas de Joaquín Costa, plasmadas en las obras citadas en el último cuarto del siglo XIX, siguen vigentes y nos sirven como si se hubieran escrito hace un par de décadas. Es necesario, más que necesario imprescindible, que las instituciones y los ciudadanos se conciencien de la necesidad de repoblar nuestros montes, los campos improductivos, los barrios, los jardines, las lindes de las carreteras, los polígonos industriales y, así, además de procurar nuevas zonas arbóreas, cuajar con árboles cualquier resquicio que deje el hormigón y el asfalto.

Si el estado central y la administración autonómica pueden, y deben, fijar recursos en cuantía suficiente para reforestar la patria, los ayuntamientos deben esforzarse en superar, como asignatura pendiente, la planificación del territorio, sumando a las zonas urbanizables, equipamiento, incluso a las zonas verdes, los puntos o zonas susceptibles de incorporarse como masas forestales a iniciativas como la de Bosque Sur o a proyectos propios que consigan modificar de nuevo un paisaje arrasado por la acción económica y urbanística.

Desde esta perspectiva, nos parece importante la iniciativa, por fin cuajada, de la Junta de Compensación del Bercial y del Ayuntamiento de Getafe, descartados y olvidados los proyectos absurdos y extemporáneos como las esculturas de las Hormigas o la estatua del inca Rumiñahui, para la ejecución de un Jardín Botánico Forestal en el caballón de tierras que separa este moderno barrio con la carretera de Toledo y dos géiseres en la laguna de tormentas. A cambio de la rotonda planificada en el proyecto de urbanización entre la A-42 y la “rotonda del Trinaranjus” (Mac Donald), frente a la salida del parque de bomberos, y que la Dirección General de Carreteras no autorizó, se ha confirmado la ejecución del proyecto de ampliación forestal de ese parque lineal con 11 ejemplares de 150 especies distintas, además de 2.500 pinos. La pena, es que algunas especies, oriundas de climas más cálidos, las alóctonas, además de ser caras no sobrevivirán en un lugar tan expuesto a los vientos, a resecos veranos y difíciles inviernos. De todas formas, nos gusta. Podría ser, si cabe, el comienzo de una política forestal en el término municipal de Getafe. Incluso se podría llamar, tómese como propuesta, Jardín Botánico y Forestal Padre Faustino, en homenaje al botánico y naturalista escolapio.

1 de enero de 2011

El psicólogo y la pitonisa


Cada vez que nos adentramos en un nuevo periodo de tiempo, en un nuevo año, surgen los interrogantes de siempre sobre el futuro. Quién no desearía conocer el porvenir, aunque su escrutinio fuese fatal, como búsqueda de seguridad, prosperidad y equilibrio. Con posibilidad de rectificar.  A los que el destino augure poco tiempo, y serán muchos, para que lo aprovechen, sin derrocharlo en ocupaciones inútiles y vanas; a los que estuviesen condenados irremediablemente a los descontrolados vaivenes de la fortuna o las finanzas, para que empiecen a ahorrar y comedir los gastos; al que, para bien o para mal, tuviera que afrontar cambios en su situación sentimental o familiar, para disfrutar hasta los últimos resquicios de amor y ternura que le queden, luchando por conservar la oportunidad de salir indemnes del paso del tiempo; y al que el oráculo le pronostique un accidente o una enfermedad, para que ponga remedio, lleve una vida sana, y acumule prudencia.

Imaginen el caso que me relataba -con cierta preocupación e indignación- un reconocido psicólogo con despacho profesional en una de las calles más céntricas de Getafe; se quejaba amargamente que junto a su oficina, en el mismo edificio, puerta con puerta, se había instalado una pitonisa o adivina. Y destilaba, por el tono de las expresiones que refería a la sibila, un desprecio inequívoco. No hay duda. La adivina le está haciendo una competencia desleal, según el sanador de almas, de manera cruel, astuta y dañina.

Con cita previa, la heredera de las pitonisas de Delfos ofrece las respuestas que esperan los clientes,  adivina el futuro con bola de cristal, y añade a su lista de servicios el tarot, la cura del mal de ojo, bebedizos para enamorar,  magia blanca, sahumerios, tisanas y otras mil artes hechiceras, incluso, algunas, diabólicas formas de engañar o sugestionar al prójimo desde treinta a cien euros. Eso sí, magia negra no. 

Él, [el psicólogo] que se dedica, además de atender su consulta privada donde reanima y trata almas heridas y cerebros desequilibrados, a asesorar empresas, a tratar de manera metódica equipos comerciales y directivos, a sanear o higienizar las relaciones laborales en empresas de tamaño medio, a dirigir el departamente de orientación en un colegio privado y a realizar los test de aptitud en una de las grandes empresas del municipio, él, como decíamos, se siente amenazado por la consulta de una vulgar y simpática charlatana, disfrazada bajo el paraguas de una mercantil de servicios paranormales.

Cuando los potenciales, desnortados y desconocidos clientes del psicólogo suben las escaleras hasta la segunda planta del edificio, descubren que hay alternativa al tratamiento del trajeado profesional. Dos puertas: izquierda y derecha. En una, la consulta de nuestro amigo; y en la otra el recinto, templo camuflado de oficina de la moderna sacerdotisa pagana, o vidente. La disyuntiva se plantea así, de golpe y repente, de manera imprevista, como cuestión casual, casi como la difícil elección de uno de los dos pesebres que se le ofrecían, sin distinción de tamaño, olor o gusto,  al famoso asno en la paradoja, reducción al absurdo, de Buridan.

Si aceptamos el libre albedrío para los hombres, facultad por la que las personas, quizás los animales no, puede elegir entre una opción u otra, una puerta u otra, de manera racional,... ¿Cuál es la decisión en el dilema que nos ocupa? ¿Preferimos conocer, o mejor reconocer, nuestras dolencias anímicas, las heridas del pasado, la angustia por la crisis y la falta de recursos económicos, el miedo a no poder atender la hipoteca, el sufrimiento por el desamor, el rechazo o la pérdida de lo más querido? ¿No será mejor conocer lo que nos depara lo venidero, lo mucho bueno y lo poco malo? ¿No será más dulce y placentero que esa señora gordita, de ojos verdes, pelo ensortijado y revuelto, con aretes como pulseras, nos exhale en el rostro una bocanada de aire mágico, nos dore la píldora y sobe la chepa interior, augure nuevos y lindos amores, vaticinando -sin ninguna duda- un futuro próximo halagüeño. Hasta la próxima consulta, claro.

Total, el precio es casi el mismo; incluso, más barato conocer el futuro. Y además genera confianza. ¿No es eso lo que falta en España?

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El término pitonisa procede del apelativo que recibían las sacerdotisas del templo de Apolo en Delfos, famoso en la antigüedad por su oráculo y deriva de Pitó, la serpiente pitón que mató el propio dios para apropiarse de su sabiduría. Las pitias o pitonisas interpretaban las respuestas del dios, el oráculo, a las preguntas de reyes, guerreros, peregrinos y creyentes. El oráculo fue utilizado frecuentemente como parte de la permanente "guerra fría" o “psicológica” en la que se mantenían, si no estaban en guerra declarada, la mayoría de las polis de la antigua Grecia.