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28 de abril de 2014

Toros en el aparcamiento del Hospitallillo



El Gobierno Local de Getafe ha adjudicado las obras de acondicionamiento del solar situado dentro de la manzana de edificios que circunscriben, junto al Hospitalillo de San José, el proyecto que un día —en el imaginario de la especulación ordenada de los gobiernos socialistas, se denominó 'La almendra de oro', 'el corralito del Rubio'; y también La Plaza Mayor de Getafe, un proyecto que durmió durante años en los cuadernos de los empresarios del régimen, codiciosos e insaciables: el exconcejal de Urbanismo Jesús Neira y el constructor José Luis García, al que se sumaron para unir fuerzas, cuando ya era tarde, otros empresarios como Jesús Prieto, el primer alcalde socialista, o los burgaleses José Antolín Toledano, del grupo Antolín, y Jesús Arranz Acinas. El bocado era, para comérselo por compensación, claro, a pesar del farisaico discurso del gobierno social-comunista. 200 viviendas de lujo en el centro de Getafe y 5.000 metros cuadrados de oficinas. Vamos que, ahora, ahora, lo que sobran son oficinas; y lo que falta es vida, además de parné.

Y para arreglarlo, el pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento y la empresa mayoritaria y gestora de la Junta de Compensación, Renta Getafe SA, firmaron un convenio para elaborar 'un plan de intervención urbanística' que sea capaz de sacar adelante el proyecto de la Plaza Mayor; además, su desarrollo eliminaría del centro urbano una zona vieja y deteriorada. Gracias al acuerdo, los promotores cobrarán del ayuntamiento una renta anual de 13.000 euros por los 4.1000 metros hasta el 31 de diciembre de 2016.

La idea del actual Gobierno Local es aprovechar el parón inmobiliario para utilizar ese misterioso y recóndito lugar del centro de Getafe para otros usos (ahora, como aparcamiento). Sin embargo, la idea no es nueva.

En el mes de mayo de 1942, el programa de las fiestas de Getafe incluía una corrida de toros en el solar que "había detrás del Hospitalillo". Para prueba está la fotografía que ilustra esta entrada y que nos ha aportado, siempre tan generoso y amable, Don Manuel Fernández, auténtica hemeroteca y memoria viva de las gentes de este pueblo.

Al fondo, a la derecha, se reconocen los contrafuertes de la Iglesia de la Magdalena, ahora ascendida a Catedral. En el centro, asoma sobre el gentío y una casa de la calle Magdalena, la 'Casa del Pueblo'. Sobre los caballos, los señores D. Luis Serrano y D. Miguel Pingarrón; apellidos con enjundia suficiente y tradición secular en la villa para encabezar el cortejo. Desconocemos el nombre de los diestros, aunque la espectación, por la ocupación de las gradas y vallas, era máxima. Desde hacía un par de años, el párroco D. Rafael Pazos Pría, impulsaba unas necesarias obras de mejora y acondicionamiento del templo. Era alcalde Luis Rodríguez Sánchez. Y coronel del regimiento de artillería, la única personalidad que ha sido nombrado dos veces 'Hijo Adoptivo' de la Villa de Getafe: D. José Díaz Varela y Ceanos Vivas.

El coronel José Díaz Varela se acomodó en la sociedad getafense, dispuesto a integrarse en los actos protocolarios y en las peticiones de las diversas instituciones políticas y religiosas. El 21 de noviembre de 1941, algunos meses antes de la fotografía, el pleno del Ayuntamiento acordó nombrarle por primera vez 'Hijo Adoptivo de Getafe' y dedicarle una calle con su nombre. Y así se hizo. El militar, al conocer el acuerdo unánime de la Corporación, rechazó la distinción intentando que se anulase el acuerdo. Lo cierto es que el tema quedó en suspenso empezando a cubrirse de telarañas. El alcalde, Luis Rodríguez, no fue capaz de conseguir la aceptación del militar.

Dos años y algunos meses más tarde, en mayo de 1944, tras ascender a general, el ayuntamiento presidido por Juan Vergara Butragueño, retomó el asunto. Se le volvió a nombrar 'Hijo Adoptivo' y se encargó un bastón de mando con el escudo del municipio esmaltado. Juan Vergara consiguió, por fin, la aceptación de las distinciones del nuevo general en un acto que "se celebró con gran brillantez en un remozado salón de plenos del Ayuntamiento". Así era —gracias a la burocracia y el peloteo— dos veces 'Hijo Adoptivo'. El militar adoptado llegó a General de División y falleció en Madrid el 31 de octubre de 1980, a la edad de 93 años. El político que se anotara el éxito del nombramiento del militar, Juan Vergara Butragueño, al que ya hemos nombrado alguna vez en este blog, ha sido edil que más tiempo ha aguantado en el cargo si exceptuamos a Pedro Castro; desde 1943 hasta 1964. Eso sí, hay que precisarlo, con la diferencia que Vergara se mantuvo 'a dedo' y el 'campeón', renovando la confianza de los vecinos, elección tras elección. Juan Vergara falleció en Alicante el 14 de mayo de 1994, aunque sus restos se trasladaron al cementerio de Getafe.

Entre los méritos de José Díaz Varela para este curioso reconocimiento social estaba, lógicamente, ser un militar de los más 'influyentes' del nuevo régimen. Su hermano, Carlos Díaz Varela y Ceano-Vivas, también tenía relación con Getafe. En el año 1933, con la llegada al gobierno de la República de  Alejandro Lerroux, el Coronel del Regimiento de Artillería, César Blanco Sasera, fue destituido, siendo designado como comandante Carlos Díaz Varela y Ceano-Vivas. Ejerció el mando del regimiento getafense durante el llamado [por las izquierdas]  'bienio negro'. En el año 1935 dejó Getafe.

El General  Francisco Franco, tras ser destinado a Canarias como comandante militar, llegó a bordo del barco "Dómine", propiedad de la compañía Transmediterránea. A las islas llegó acompañado de sus dos ayudantes de campo, su primo y teniente coronel de Infantería, Francisco Franco Salgado de Araujo, y del teniente coronel de Artillería Carlos Díaz Varela y Ceano-Vivas.

11 de abril de 2014

Todo es mudanza



Todo es mudanza,
todo se mueve
salvo los versos de Zamrak
esculpidos en el yeso de las paredes
de la Alhambra.

Todo cambia, 
los árboles se agitan
con la fresca brisa; 
el agua borbotea
con el rumor de la tarde, 
se esconde, salta, chorrea
con su eterno murmullo,
deslizándose sin prisa
y mojando los versos de Zamrak
esculpidos sobre el mármol.

Todo es mudanza, 
todo se mueve con ligereza 
como la traición del elegido 
que llega con pasos quedos. 
Y se va con aspereza.
Transparente y acuosa
 la sangre de los Abencerrajes 
corre hacia el fondo
mezclada  con  el alma de la fuente.

Todo  es mudanza:
la amistad, los besos de juventud, 
las risas, la  belleza: 
pura acechanza 
de un pasado fugaz:
poemas escritos en la arena 
de una playa lejana.

Todo se mueve
todo cambia
como el ave que planea
y el viento mece 
sobre la  muralla roja.

Todo es mudanza
al final de los siglos
como el trazado del camino
el lustre de la piedra
que cubre los palacios
el barranco, el curso del río, 
y hasta el verde de la hiedra
se vuelve seco y amarillo;
todo se pierde y muta
salvo la memoria del poeta
.
Los cipreses agitan su punta
contra el viento de la sierra
cimbreándose
como flechas lanzadas por el altísimo
clavadas en el jardín.

Las flores corren hacia la noche.
El agua huye por las acequias 
en un viaje eterno.
Y hasta las sombras de los granados
caminan contra el sol.