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11 de septiembre de 2010

Las primarias y los segundones


El proceso de las elecciones primarias en un partido político, generalmente, es una lucha por la supremacía y el mando personal; sin que los agrupamientos anteriores, corrientes de liderazgo o matices ideológicos distintivos tengan ninguna importancia. Se trata, simplemente, de la lucha por el poder. El que lo ostenta, presuntamente, lo arriesga; el que aspira a conseguirlo, convertido ahora, no en adversario sino en enemigo, arriesga incluso su porvenir. Generalmente, los perdedores de este tipo de enfrentamientos se ven abocados a su jubilación, retirados en algún cargo bien remunerado pero sin peso político ni acceso a los resortes del poder.

En ninguno de los bandos del PSM que disputan una victoria de por sí pírrica y que permitirá al ganador plantar cara en la batalla electoral contra Esperanza Aguirre, en ninguno, están todos los que eran, ni son todos los que estaban o están. ¡Qué lío y qué embrollo! Es el territorio propio del líder, del mandatario, el ámbito natural del “animal político”, ese depredador de aficionados a la política, de cargos electos con vocación de funcionarios, de los que llegan a las nueve en punto y se van, con la riada de técnicos, burócratas y otros empleados públicos, a las tres menos diez. Ahí es donde el político de verdad, el auténtico jefe, corre, se estira, se lanza y muerde con dentelladas de tigre salvaje. De lunes a domingo, 24 horas al día. ¿Y si pierde? Se revuelve, contorsiona, gira y gracias a su “mágico” centro de gravedad cae de pie, sin trastabillarse, sólo flexionando ligeramente la cintura y haciendo alarde de un nuevo juramento de fidelidad. A rey muerto, rey puesto. Un clavo saca otro clavo.

Las elecciones primarias en un partido político son, sin ninguna duda, un síntoma manifiesto de democracia interna. Así debería ser siempre. Y en todos los casos. ¿Alguien duda que son los afiliados o “militantes”, la masa social del grupo, los que deberían decidir siempre y elegir a sus representantes? Sin embargo, lo que debería ser norma elemental de cualquier estructura democrática, se olvidada o relega en base al presunto e incierto “interés general del partido”. Los candidatos se suelen imponer por los “aparatos” o “comités”. Así, en muchas ocasiones, estando en disposición de votar a un determinado partido político se nos revuelven las tripas al ver al candidato. Cada día es más frecuente que los dirigentes y mandamases de los partidos aguanten, incluso apoyen, a candidatos inútiles y corruptos, con tal de presentar ante la ciudadanía a un candidato conocido o popular. Y es lamentable su cinismo e insolencia, pero peor, mucho peor, infinitamente triste y desconsolador es que los ciudadanos avalen esos comportamientos con su papeleta electoral.

Tengo que reconocer que el anuncio de elecciones primarias en el PSM, para la elección del candidato socialista a la Comunidad de Madrid, me provocó una ligera sensación de aburrimiento; al principio, la noticia sólo me sugería una maniobra publicitaria de gran envergadura. De jugada al parchís de Rubalcaba. De oca a oca y tiro porque me toca. Tan aburrido como un partido de tenis de la liga local, con dos contendientes grises en pos de minutos en el telediario de la Primera; sólo para dar a conocer al candidato socialista a la Comunidad de Madrid, hasta ese momento desconocido para la ciudadanía en general.

A los primeros compases de la música que tocan desde las alturas, pensé, el ex alcalde de Parla, imaginen qué fácil, se percata del rollo del federal, entiende el paso que hay que marcar, y se somete a la disciplina de partido. En todo caso, sería mejor para Tomás “el parleño” ser el número dos, tras la Trini, un segundón con trabajo y con futuro, que no un jubilado político precoz. Eso visto desde la perspectiva feroz y maquiavélica de Rubalcaba. El fin justifica los medios. Con Trinidad Jiménez, de número uno, y Tomás Gómez de dos, se matan un par de pájaros de un tiro; si la Trini adelantaba posiciones y accedía al gobierno regional, todos tan contentos. Consejería y vicepresidencia para Tomás [segunda, la primera sería para Goyo]. Si la Trini no conseguía el objetivo de derribar a la Espe, finalmente Tomás sería el portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, un poco más conocido y con cuatro años por delante para forjarse en la política regional.

Pero no. Error serio de apreciación. Tomás Gómez, que venía de ser designado [a dedo] por el mismísimo ZP como “jefe” de los socialistas madrileños se sintió engañado. Salir de “su Parla para, finalmente, cagarla no era lo que él había pensado tras dejar una cómoda alcaldía.  Gómez no ha cumplido con las expectativas que desde Ferraz se pusieron en su aspecto de político joven y apuesto. Sin embargo, se miró al espejo y se vio tan “guapo” y casi más listo que el propio ZP; dispuesto hasta el extremo de enfrentarse al Presidente del Gobierno. En el PP estaban encantados. Desdeñó, pues, el mayorazgo que le imponían los que mueven los hilos del PSOE y de España. Tomás no puede admitir, tras sus “éxitos” electorales en el furgón de cola de las ciudades del sur de Madrid, ser un simple segundón. ¡Qué osadía para un mal político!

La sede nacional del PSOE, empezó a desconfiar, casi desde el principio, en un candidato incapaz de ofrecer propuestas, desconocido para la mayoría de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid y con la rémora de una pésima y desastrosa gestión municipal en el municipio que regentó, una gestión llena de“agujeros”, desaciertos y una economía municipal prácticamente en quiebra. Una cosa son los resultados electorales y otra el trabajo diario. Nadie vaya a pensar que los resultados electorales pueden disculpar a nuestros políticos de la ineptitud o la incompetencia. La herencia de su gestión municipal, solventada entonces sólo por el desarrollismo urbanístico, como en casi todas partes, la sufre ahora su primogénito y alcalde. Parla es un municipio al borde de la quiebra financiera. Y así, con esas credenciales, pretende gestionar la Comunidad de Madrid. Apañados estamos. Si, finalmente, el destino y la casualidad [militantes y electorado], así lo deciden, podernos prepararnos los ciudadanos madrileños para nuevos y mayúsculos desaguisados. Pobre PSM y pobre ZP, por lo que le atañe y lo que le ha de repercutir en su siguiente y difícil comparecencia electoral.

Cuando Pedro Castro dijo que Gómez era el candidato de la derecha lo dijo alto y claro, sin ambigüedades, sin matices, asumiendo todas las consecuencias posibles. Si el contrincante de Esperanza Aguirre es el soso de Tomás Gómez, nunca lo tendrá más fácil la dama de hierro para hacerse con una nueva mayoría en la Asamblea de Madrid. Y eso perjudica sobre todo a un grupo de alcaldes de grandes ciudades que andan apurados en las encuestas, en el filo de la navaja electoral, en el borde del precipicio. Y entre ellos, destacan [aún sabiendo que mantendrán, en algunos casos la supremacía] Leganés, Getafe y Fuenlabrada; existe un peligro real de perder las alcaldías de estos municipios. Y así, el cinturón rojo de Madrid será sólo un recuerdo. Ninguno de esos primeros ediles ha tenido duda alguna en alinearse en el bando de la malagueña, la candidata elegida por el aparato del partido.

En otros municipios, alineados en el bando de Tomás Gómez, se sitúan los candidatos con más posibilidades de engrosar la lista de jefes de la oposición o, llegado el caso, actuando la derrota como purgante y revulsivo a su retiro político y a reconvertirse en trabajadores o "técnicos" [nunca se sabe de qué] en algún otro ayuntamiento “amigo”. Es el caso de los regidores de Pinto, Alcorcón o Aranjuez. Por el contrario, el Alcalde de Parla, aunque no ve peligrar su reválida electoral [nunca se puede asegurar], es fiel a Tomás por cuestiones evidentes. Ha heredado el cargo del propio candidato y ha sido, hasta la designación de Gómez como secretario General del PSM, su “segundón” en Parla. ¿No deben los hidalgos, convertidos súbitamente en herederos de la casa solariega y el mayorazgo, respeto y fidelidad al padre o al primogénito desaparecido?

Trinidad Jiménez “puede” representar, efectivamente, según las encuestas y según me parece a mí, un papel más digno y eficaz en la disputa electoral madrileña. De mujer a mujer, simpatía contra firmeza , desparpajo contra perseverancia, sin tapujos, sin “pringues” urbanísticos, con una gestión en el ministerio que podría calificarse, no sólo con un aprobado, sino con una de las mejores notas de todos los gobierno de ZP, alejada de las veleidades y torpezas de algunas otras ministras y ministros. Puede ser una campaña electoral, si no reñida, al menos de resultado incierto si no hay mayoría absoluta y finalmente entra en lid la UPyD.

Sabe el Alcalde de Getafe, y presidente de la Federación de Municipios, Pedro Castro, que lidiar en esta enésima convocatoria electoral, tras más de treinta años como cargo electo en el Ayuntamiento de Getafe, con un candidato regional como Tomás Gómez es dar alas no sólo a la victoria de Esperanza Aguirre  sino propiciar, con los votos que arrastra o que se pierden, una subida de los distintos candidatos municipales del PP.  Y más que nada, por el riesgo perder la alcaldía tras toda una vida en el cargo. El actual portavoz del PP de Getafe, Carlos González Pereira, otro "segundón" venido a más, es uno de los grandes afectados en esta pelea y uno de los mayores interesados en la designación del candidato parleño, al que incluso complacería, aunque oculto, claro está, al otro lado de la calle, ayudar con su torpe apoyo mediático a la Plataforma de Tomás Gómez.

La designación de Jaime Lissavetzky Díez, amigo de Alfredo Pérez Rubalcaba, como candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid no ha provocado la misma reacción airada y soberbia de Tomás. El actual portavoz socialista, David Lucas Parrondo se ha mostrado más humilde e inteligente a pesar de  haber bregado obstinadamente, desde la vergonzosa huida del anterior candidato fantasma de la Moncloa, Miguel Sebastián, por ser el "sparring" del ambicioso e intrigante Gallardón.

David Lucas, que fue primer Teniente de Alcalde en Getafe, huyó [laboralmente] de esta ciudad tras ser incluido en las listas del Ayuntamiento de Madrid [eso es tener un buen engache] en busca del aire [político] que le hurtaba con desesperación y codicia el primer edil de esta capital del sur. De Madrid al cielo y de Getafe a Madrid. Ahí, como político en prácticas, aprendiendo del gran maestro Gallardón, David Lucas ha sido capaz de lidiar el asunto, haciéndose hueco en la política regional, llegando en su doctorado a criticar, sin sonrojarse siquiera, la famosa “ecotasa” de Madrid, olvidando que ese impuesto fue  aprobado en Getafe cuando él ejercía como concejal delegado de Hacienda, y a pesar de las numerosas protestas vecinales. ¡Qué morro! ¡Hay que valer para político!

Sin embargo, la “hidalguía” de Lucas, concedido el título en la corte socialista y ganada luego con la perseverancia y la obstinación de la hormiguita, le ha conducido a aceptar con buen talante a Jaime Lissavetzky como el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid. Y el chico que es más listo que el hambre, claro, aleccionado por sus mentores políticos de la calle Ferraz, se ha puesto al frente de la Plataforma de Apoyo a Trinidad Jiménez. Parece evidente que Lucas, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y “segundón” de Getafe hasta las últimas elecciones municipales, seguirá así el mismo camino, -parece lo más probable-, ejerciendo de “escudero” de Trinidad Jiménez en la Comunidad de Madrid o, incluso, como “hijodalgo” [dicho sin ánimo despectivo] del propio Lissavetzky en el Ayuntamiento de Madrid donde, en una carambola diabólica, coincidiría con el ex concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Getafe, Santos Vázquez Rabaz, otro de los “segundones” [políticos] perjudicados por la tenacidad y la capacidad de devorar a sus propios hijos del sempiterno alcalde Pedro Castro.

Sin embargo, estos movimientos tan “afortunados” [en nuestra opinión] de los ex concejales getafenses en el proceso de las primarias socialistas, creyendo estar en la jugada maestra, sin permiso paterno, han quedado relegados o desactivados por la “inteligencia” política de Pedro Castro. Decía, aproximadamente, una antigua canción que “antes de que tus ojos me viesen ya lo sabía, ya te quería, tal y tal…”. Tal día, hace seis o siete meses, sacó [el alcalde de Getafe] un papelito del bolsillo, y sin mostrárselo a sus contertulios [creo que no había nada escrito] hizo su mejor pronóstico. Lissavetzky al Ayuntamiento y Rubalcaba a la Comunidad de Madrid o viceversa. Y así, habiendo dado con una de las flechas en el centro de la diana, falló la otra no porque no estuviera en lo cierto sino porque los planes están, precisamente para cambiarlos. Y también lo sabía. El que iba a ser el candidato, según Pedro Castro, el oscuro y maquiavélico Rubalcaba, ha designado, de acuerdo con el otro cerebro del gobierno, José Blanco, a un par de buenos “segundones” para que intenten la reconquista del territorio que da derecho a ocupar las casas solariegas de la Puerta del Sol y de Cibeles.

La mirada [en la imagen superior]desde una cierta “altura” o posición de David Lucas hacia su anterior jefe de filas es todo un poema. Afloran sentimientos que el fotógrafo [gabinete de prensa] ha captado de manera precisa y certera. David Lucas es un libro abierto. Cándido y trasparente. Parece decir,“...hay Pedro, que morro que tienes, que cara más dura, no hay quién pueda contigo, hay Pedro, con las ganas que tenía yo de tenerte, alguna vez, en el bando perdedor, en el bando de Tomás,  ¿no era eso lo que decías hace apenas dos meses?, chaquetero, traidor,  y… por cierto, ¿cuándo te jubilas, coño? Hay Pedro, pedrito…”. Sin embargo al alcalde de Getafe no le afecta nada; ni la mirada ni la posición del resto de los mortales; es inmune a ese virus. Se dice de él, en el penúltimo chiste sobre su capacidad, que es como el Ariel, que aunque venga en un envase pequeño, cunde mucho. Va y viene y sigue, y sigue, vuelve y va; y así una vez y otra, un día, el siguiente y otro, durante más de 31 años, 380 meses, más de 11.400 días, …

Pedro Castro, a la vista de su enésima convocatoria electoral, confía en el tirón y la “frescura”de Trinidad Jiménez como candidata del PSM y en que UPyD a nivel local no saque el porcentaje necesario para adjudicarse concejales y, arrebañando esos votos “perdidos” y otros que puedan caer, añadir una nueva mayoría absoluta a su palmarés. Y como mal menor, que le dejen como está, reeditando el pacto de gobierno con IU, en su camino de batir el record de permanencia en la primera división del municipalismo. Nuevos segundones, hijos menores de un auténtico mostruo político, corren el riesgo de ver sus opciones y ambiciones en Getafe defenestradas o engullidas por la longevidad política y la interminable alcaldía de Pedro Castro.

Al contrario que sus ex delegados de hacienda y urbanismo, bien situados en la actual partida, la actual número dos del Ayuntamiento de Getafe, Sara Hernández, y la concejala de Obras, Cristina González, se han posicionado en el bando de Tomás. ¡Qué torpeza! La política tiene sus vinculaciones y razones ocultas sin que muchas veces seamos capaces de entender algunas actitudes y alineamientos. Es muy probable que se deba a la escasa experiencia de ambas ediles. La juventud es propicia a errores de bulto y apreciación. Lo que nadie termina de entender es la actitud de la Concejala de Obras, Cristina González, protegida hasta ahora de Pedro Castro, en “entredicho” por su implicación familiar en el lío de las cooperativas de aparcamientos. La ignorancia de la juventud no será, suponemos, la excusa para otro personaje ubicado en el bando de Tomás Gómez; se trata del secretario de organización de la agrupación socialista de Getafe, Victoriano Gómez, amigo [presuntamente], “ayuda de cámara” y “machaca” del Alcalde desde tiempos inmemoriales. Qué extraña explicación habrá para este desencuentro casi familiar. ¿Se discute la cuota que le corresponde tras su jubilación? ¿Se tratará, en el fondo, de un espía doble al servicio de Pedro Castro?

El que sabe, sabe; y el que no, a … otra cosa.