Un hermano de mi abuelo Segismundo, llamado José A. Serrín, abandonó la vida pastoril y huyendo del Servicio militar obligatorio embarcó en el puerto de Gijón hacia Cuba. Junto a otros españoles acabó en un pequeño pueblo de la provincia de Las Villas donde montó un horno para cocer tejas y ladrillos. Compró una casa con un gran terreno junto a un caudaloso río. Llegó a poseer una barcaza de considerables proporciones con la que transportaba los ladrillos hasta otras poblaciones de la isla. Tras el triunfo de la revolución en el año 59, el negocio pasó a ser gestionado por vagos e ignorantes “revolucionarios”, teniendo que ser cerrado al poco tiempo. Hoy, sus hijos y nietos viven con los apuros generales del pueblo cubano, repartidos entre Santa Clara y La Habana.
9 de diciembre de 2009
Un desconocido
Un hermano de mi abuelo Segismundo, llamado José A. Serrín, abandonó la vida pastoril y huyendo del Servicio militar obligatorio embarcó en el puerto de Gijón hacia Cuba. Junto a otros españoles acabó en un pequeño pueblo de la provincia de Las Villas donde montó un horno para cocer tejas y ladrillos. Compró una casa con un gran terreno junto a un caudaloso río. Llegó a poseer una barcaza de considerables proporciones con la que transportaba los ladrillos hasta otras poblaciones de la isla. Tras el triunfo de la revolución en el año 59, el negocio pasó a ser gestionado por vagos e ignorantes “revolucionarios”, teniendo que ser cerrado al poco tiempo. Hoy, sus hijos y nietos viven con los apuros generales del pueblo cubano, repartidos entre Santa Clara y La Habana.
Publicado por Unknown 0 comentarios
2 de diciembre de 2009
En defensa de los derechos fundamentales en Internet
Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:
1.Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
2.La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
3.La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
4.La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
5.Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
6.Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
7.Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
8.Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red, en España ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
9.Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
10.En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.
Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Se ha publicado en multitud de sitios web. Si estás de acuerdo y quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.
Publicado por Unknown 0 comentarios
Rumiñagüi y la Alianza de las Civilizaciones
En el Centro Unesco de Getafe también participa el ex concejal Sebastián Carro, antes de derechas y ahora en “tierra de nadie”, “animal político político por excelencia”, medio hermano en esto de la política de Pedro Castro, no sabemos si a favor de la escultura del indio o no. Otro personaje que aparece igualmente es el que fuera Consejero de Gobernación (interior) del gobierno regional cuando Joaquín Leguina regía los destinos de la Comunidad de Madrid; se trata de Virgilio Cano, responsable de la comisión de integración y cooperación del Centro Unesco Getafe (presunto ideólogo de la estatua del indio junto con su compañero Navarrete), diputado regional durante tres legislaturas, vicepresidente de Telemadrid y consejero de interior, y ahora marchante de arte (o que vive de su amor por el arte, si se prefiere).
(Sólo resta solicitar que se eliminen los nombres de las calles que en nombre de la memoria histórica puedan molestar a los indígenas o a los nativos de otros países asentados en Getafe. Así pues, se deben eliminar los nombres de calles como Pizarro, Núñez de Balboa o Hernán Cortes)
“Cañaris”, “Chachapoyas”, “Huancas”, “Puruháes” y otros “Incas Curacas” se sintieron aliviados con la muerte de Atahualpa, al que algunos historiadores y aficionados, por otra parte, consideran un traidor y no le conceden la categoría de Inca pues no pudo finalmente coronarse la borla de lana roja. Incluso muchos incas, partidarios de Huáscar, como Manco Inca Yupanqui (también hermanastro de Atahualpa y de Rumiñawi), se unieron a los españoles para combatir a Cara de Piedra.
Publicado por Unknown 3 comentarios
1 de diciembre de 2009
Profeta en Leganés
Hace unos días, mientras leía la edición digital del Buzón de Leganés me trasladé en el tiempo y el espacio, hasta la casa de mi abuela. Corría el año 1962 y no hay nada anterior impreso en mi cabeza que pueda evocar de manera voluntaria
Ese primer recuerdo de mi vida alude a una singular y certera profecía. Luego, con el tiempo, he podido comprobar que en mi familia casi todos han pretendido gozar de esa capacidad. Ya te lo decía yo, decía mi madre sin parar; y mi padre, asentía como quien conoce el resultado. No hagas eso, no digas eso, me han dicho unos y otros intentando vislumbrar con sus consejos el imprevisible futuro. Y hasta mi mujer y mi hijo se arrogan el místico don de la profecía. Te lo dije, no hagas eso, no... te vas a dar un golpe... y vaya, que sí. Me lo suelo dar.
Pero no es exactamente eso a lo que me refiero.
El patio de mi abuela Francisca, allá en el pueblo donde nací, en la Ribera Alta, a medio camino entre Alcalá la Real y Frailes, lindaba con uno de los laterales de la nave de la iglesia, de la que se elevaba la torre del campanario, dedicada cómo no al patrón de la aldea, San Juan, y que se había construido, o reformado sobre otra anterior, según rezaba la leyenda del pórtico, en el año 1789. No debía estar lejos la festividad del santo. El el patio florecían esas plantas que sólo se dan en Andalucía, en forma de trompetas de hermosos colores. Al rededor del brocal del pozo jugábamos mi hermana y yo, como dos niños, corriendo y persiguiéndonos, mirando los don diegos y los geranios, huyendo de los tábanos y las avispas que aleteaban entre las enredaderas y las flores. Cuando el cansancio nos frenaba, acudíamos al territorio soleado del gato negro que tenía mi abuela; a molestarle tapándole el sol y a estirar sus llamativos bigotes. No era Demóstenes, y apenas nos dedicaba una mirada desdeñosa . Al gato le gustaba el pescado. No había nadie en el mundo como ellos dos, la vieja y el gato, comiendo boquerones crudos. Por culpa de una espina de pescado perdió el ojo mi abuela. Era tuerta y flaca, pero incansable y de espíritu indomable, como toda su estirpe.
De pronto el tiempo se paró, o casi, mientras escuchaba la voz de mi tío Antonio, que parecía, y parece hoy, al cabo de más de cuatro décadas, pronunciar aquellas palabras tan despacio como si se hubieran coagulado en el aire, trenzadas en el calor del mediodía, derretidas, silabeadas con parsimonia. El tiempo cincelaba con marcas indelebles por primera vez mi memoria, tan blanda y moldeable como la de un niño de tres años y poco.
- Cualquier día, esta iglesia se nos cae encima... [Y me pareció que retumbaba el trueno y se hizo verdad la palabra ¿Sería una señal?]
La voz del profeta resuena y predice [junto al templo] una catástrofe, adivina un mal latente, conjetura, presiente o pronostica la tragedia sin aviso previo. ¿Había tal vez grietas en la torre que delataran la ruina del edificio y anunciaran, con claridad, su inminente final? En ese caso, qué hacían mis dos tíos y mi padre sentados tan tranquilos a la sombra de la fragante higuera cargada de brevas...
La torre de la iglesia de San Juan de la Ribera Alta y parte de su techumbre cayó con estrépito hiriendo a numerosos fieles que en ese momento estaban en el interior del templo. En ese instante de desconcierto, nunca he sabido porqué, ya que estábamos avisados del desastre, recuerdo a mi tío Antonio que me arrastraba por el empedrado del patio para ponerme a cubierto en el interior de la casa de mi abuela; de reojo pude ver que mi padre y mi tío Santiago hacían lo mismo con mi hermana, llevándola en volandas como quien lleva sujeto a un pajarillo pendiente de un hilo invisible.
Tras el revuelo inicial provocado por el suceso, las comadres hacían balance de los heridos y los muertos en el lavadero del pueblo. Y, para no quedar como ignorantes, todas, la que más y la que menos, abuelas o mozuelas, casadas y viudas, sacaban a relucir sus poderosos dones adivinatorios.
- Ya se lo decía yo a los hermanos de mi pobre Juan; parece mentira, pero nadie me hizo caso. Estaba claro que esta iglesia se iba a caer. Nadie la cuidaba.
- El techo estaba en buen estado, pero no se veían las vigas de tanto encalarlas; yo se lo decía también a mi Manuel: mira esos palos, podrían estar podridos y ... ¿Quién sabe cuánto hace que las pusieron? ¿Alguien las había revisado últimamente? No. Desde la guerra que las revisó el cura párroco de Frailes... por culpa de unas granadas que tiraron los de la república.... Nadie las miraba.
[Diálogo, evidentemente inventado. Ni siquiera sé si aquel día infausto estuve en el lavadero. Lo cierto es que no recuerdo nada de esas demostraciones de sabiduría]
Con el tiempo he sabido que el único que gozaba de esa capacidad era mi tío Antonio. Yo, de alguna manera, también heredé ese don que nadie de mi familia sabe de donde procede. Y nunca, hasta ahora, había querido mostrar públicamente la posesión de esa facultad, que a veces me persigue como una maldición, de predecir o adivinar el futuro. Jamás he presumido ni ostentado con esa especie de fogonazos que me deslumbran por la noche y por el día, esas visiones como peliculillas que me adelantaban el trascurso de algunos acontecimiento. Lo mantenía en secreto y, a pesar de reconocerlo, no pienso de ninguna manera hacer pública ninguna de esas visiones. Es mejor; a veces, más que un don parece un castigo divino.
Pero, ¿que hacía yo rememorando esos hechos (verídicos) tan antiguos y personales? La respuesta la tenía delante de la pantalla del ordenador. En Leganés hay otro profeta. Uno que practicaba y se mostraba como tal a los vecinos de la localidad, que presumía de su condición. El portavoz del Partido Popular en ese municipio, Jesús Gómez, tiene también algún tipo de don profético o adivinatorio. Hace algunas semanas desveló, ¡qué audaz!, que había utilizado sus poderes y y para demostrarlo, sin que nadie tuviera dudas, acudió a un fedatario público para dictarle los nombres de las diez personas que ganarían una oposición municipal. Días antes de que lo supiera nadie, quizás, salvo los interesados. ¡Con lo difícil que está conseguir una plaza de funcionario!
Sin duda, el éxito del augur popular le ha motivado para insistir y volver a repetirlo, ostentando su capacidad de vaticinio. Desde junio acá, ya ha acertado con los resultados de tres oposiciones. Gómez ha anunciado los nombres de los afortunados que se han hecho con la plaza, sin que se hubiera realizado el examen, ni escrutarlo siquiera el jurado (siempre tan ecuánime en estos casos), Y, mire usted, pleno, se trata de los siguientes ciudadanos. Tal, tal, tal y tal...
Si usted no está en el listado del portavoz del PP, es que no va a ganar la oposición; no porque él no tenga influencia para concedérsela, que parece que no la tiene. Sólo adivina el resultado y los ganadores. No ha fallado ni un sólo nombre. Y de ello da fe el notario de Leganés, que no debe hacer, ni creemos nosotros que haga, trampa alguna para favorecer a un presunto tramposo. Así que, albricias, Jesús Gómez posee el don de la predicción. Si usted es de los que esperan un puesto en la administración pepinera debería adelantarse a los demás y preguntarle al nuevo profeta si algún día será una realidad que anuncie, de manera extraordinaria, su nombre en escritura pública o, tampoco es un problema, en una vulgar servilleta de bar.
Aunque, a la vista de su éxito, no debería, creo yo, abusar de las dotes que le fueron concedidas a este nuevo miembro de la cofradía de los profetas que somos. Porque el uso y abuso de cualquier cosa, incluso de un don divino, siempre es malo: envanece el espíritu y genera engreimiento. Y todo podría ser; que un día de estos, el alcalde y su ediles del gobierno le pronostiquen algo. No porque ellos tengan esa capacidad que, al parecer, no poseen. Sólo reparten graciosamente el don de la amistad o el amiguismo, el favor o favoritismo, para decidir un concurso o lid en los que presuntamente se debería respetar el derecho de los ciudadanos a recibir de esa administración equidad y justicia. Y más si hablamos de trabajo. El problema del profeta es que en la mayoría de los casos, cuando gobierna su partido en cualquier otro lugar, hace lo mismo.
El nepotismo está tan arraigado en la vida pública española que nadie se asombra del tal o tal recomendado, de tal o tal familiar del alcalde, del concejal de obras, incluso del portero del Ayuntamiento, si puede, y estuviera en su mano, enchufar al novio de su hija. ¿No temería usted en el caso de que gobernara el político profeta utilizaría, -no sus dotes de adivinación-, su poder e influencia para beneficiar a sus amigos, familiares y correligionarios?¿Seguro que no desconfiaría? Si no fuera así, estaría usted en disposición, por presunta ingenuidad y fidelidad, de presentarse a la oposición y ganarla. Los sindicatos, mientras tanto, excusando la chapuza y, como los fariseos, responsabilizando a las bases. Pero, digo yo, las bases las confeccionaría alguien en concreto; tan bien, tan bien, que sólo faltaban los apellidos de los adjudicatarios.
Hace algunos años, se produjeron en Getafe una serie de hechos parecido. Todo el mundo pensaba que entre los concejales había uno señalado con dones divinos. El gobierno municipal conocía con algún tiempo de antelación lo que hacía el anterior portavoz del PP de Getafe, y no sólo los actos programados como agenda política. Nadie sabía quién era. El caso es que, finalmente, no había nadie con dotes adivinatorias. Resultó que el portavoz popular perdió, le leían o fotocopiaban la agenda, y siempre, siempre, siempre sabía el gobierno y los periodistas [sólo los más avispados] dónde iba tal día, donde comía y con quién. Al impostor, correligionario político del afectado por las predicciones, le costó el cargo. En Getafe, al contrario de lo que pasa en Leganés, no hay profetas en la política.
-------------------------------------------
La ilustración superior está basada en una fotografía de la Iglesia de San Juan, en la Ribera Alta (Alcalá la Real, Jaén)
Publicado por Unknown 0 comentarios