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31 de julio de 2011

Volando en la madrugada

Sábado noche en Calpe. Y claro, juerga. Alcohol; mojitos, mojitos y "sex in the beach"; más mojitos, y cubalibres. Y luego coche. Un combinación nada recomendable como sabe todo el mundo. Si bebes no conduzcas. El conductor del "passat",  incapaz de trazar la curva de la "Avinguda" de Valencia, voló sobre las conocidas escaleras del Solymar en dirección a la arena de la playa,  aterrizando, valga la redundancia, en  la terraza de la cafetería de la planta baja del hotel y supermercado destrozando la pérgolas, los maceteros y el mobiliario. Lo que parece temible es la factura por venir. La  noche de farras saldrá bastante cara; y no solo económicamente.


29 de julio de 2011

Castillos en el mar

A mediados del mes de julio se empezó a instalar en la playa del Arenal un parque acuático de plástico  hinchable. Tras una semana de trabajo previos, instalando contrapesos en el fondo marino a modo de cimientos del castillo, el pequeño recinto acuático se inauguró. Era una iniciativa privada, suponemos que con la correspondiente licencia y algún tipo de visto bueno técnico, que venía a ofrecer una novedad en la playa aunque hubiera que pasar por la caja y abonar los tres euros que costaba la entrada.

El mismo día de su inauguración, una pequeña marejadilla, con olas bastante frecuentes por esta parte del litoral, acabó en apenas cuatro o cinco horas con las ilusiones de sus promotores como si fuera, simbólicamente hablando, un "castillo en el aire", en vez de una instalación acuática anclada al fondo marino.  La secuencia de imágenes resumen la breve vida de la iniciativa que acaba con el negocio desmontado en la arena de la playa. Desde entonces, no lo han intentado más, ni se sabe nada. Lo que sí sabemos es que el proyecto de instalación era técnicamente hablando muy deficiente; se había encomendado, por lo visto, a la "bondad" del mediterráneo, sin considerar siquiera la posibilidad de que amaneciera uno de esos días de oleaje y viento que de vez en cuando hace ondear la bandera roja en la Playa de Calpe


















28 de julio de 2011

La vida sigue igual


En la última entrada publicada en este blog, fechada a primeros de mayo, hace casi tres meses, ya advertíamos que las obras de remodelación de buena parte del casco urbano, incluida la calle del río (calle La Niña), que comunica la Avenida de los Ejércitos Españoles con el Paseo Marítimo y con la arteria urbana de Gabriel Miró, no se acabarían antes del periodo de vacaciones. Y lo peor, es que a punto de finalizar el mes de julio, los vecinos y comerciantes temen que llegado el mes de agosto se paralicen del todo; en realidad, durante estas últimas semanas solo hay un par de cuadrillas que apenas avanzan con la ejecución y con los remates, segurmante esperando las vacaciones. Evidentemente, las obras no finalizarán, y eso si dios quiere hasta el otoño. 

Las obras de la calle La Niña están consistiendo en el estrechamiento y reposición de la calzada, gracias a unas enormes y espantosas jardineras que solo consiguen reducir el espacio útil para los peatones. El proyecto de acondicionamiento mantiene, de manera sorprendente, los lugares de aparcamiento de vehículos y elimina la acera que discurría junto al río. Además, se ha subido a base de hormigón armado aproximadamente un metro la altura del cauce intentando generar un mayor volumen en el cauce. También, cómo no, se han instalado farolas nuevas y se han plantado sobre los maceteros carísimas palmeras que, por otra parte, ofrecen una pintoresca imagen tropical pero no dan sombra. En la parte superior de centro urbano, calle Gabriel Miró arriba, la reforma ha quedado medianamente bien, gracias a la peatonalización de algunas calles y a la eliminación de algunas barreras urbanisticas como bordillos, escaleras, etc. 

Se trata en general, tristemente en época de crisis, de gastar dinero por que sí, solo por gastar; este urbanismo tan extendido por todo el país, caro, agresivo con el peatón y sin criterios urbanísticos sólidos,  solo podría justificarse si el resultado final fuera, si no útil, hermoso. Y mucho nos tememos que no. Es feo. Pero, ya se sabe, para gustos se han hecho los colores. 

Las obras, según nuestras informaciones,  se deberían haber acabado a mediados de julio. Y eso, a estas alturas de mes, ya es incumplir. Para compensar las posibles o presuntas pérdidas económicas por las obras, el Ayuntamiento ha aprobado una partida para compensar a los comerciantes. La medida está muy bien, pero no deberíamos pagar los vecinos y contribuyentes. Parece lógico que el Ayuntamiento exija esas compensaciones a la empresa adjudicataria de las obras. Lo otro, pagar del presupuesto general, del que resulta de nuestros impustos, además de ser lo más fácil y demagógico, es injusto.

La partida para compensar las pérdidas de los comercios ha sido posible tras aprobar el Ayuntamiento los primeros presupuestos municipales desde el año 2007. Desde ese año, los líos políticos calpinos, sobre todo del PP calpino, habían producido una paralización política del ayuntamiento que hacía imposible la aprobación, año tras año, de los sucesivos presupuestos. La corporación solo era capaz de prorrogar el aprobado para el año 2007. 

La idea de subir el cauce del río para "encañonar" aún más al río ofrece una fea perspectiva que genera zonas opacas en la visual de los peatones y de los automóvilistas, y en esencia, a los efectos hidráulicos perseguidos,  técnicamente inútil.  El problema del cauce en ese tramo tan pequeño, que lleva hasta el mar, son las las retenciones que se creen en las intercesiones o puentes y no la altura del cauce. En el cauce de los ríos y torrentes parece evidente la necesidad de  "estanques de tormentas" a la entradad del núcleo urbano que mitiguen o aminoren el impacto de esa tormenta perfecta y riada excepcional siempre por venir.



Imagen de Google donde hemos insertado los dos barrancos que confluyen en la calle la Niña de Calpe. Y, claro, el lugar donde se debería proyectar el estanque de tormentas.