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29 de julio de 2009

África lucha en la playa

Los dos últimos martes del mes de julio he sido testigo de cómo los negros que, durante el día vagan o atienden sus chiringuitos, repletos de bolsos de señora, gafas o relojes, se reúnen en la playa del Arenal de Calpe para disputar sus combates. Algunos, acuden con tiempo de antelación para calentar.

Los gritos de los vencedores y las risas se oyen desde la atalaya. Parece pura práctica deportiva. Son las dos y media de la madrugada. Calpe duerme, aunque no todo. África lucha. La llegada de la policía municipal, alertada quizás por algún vecino, acorta la sesión. Mañana habrá que seguir vendiendo toscas imitaciones de la grandes marcas de la moda y el diseño para seguir comiendo.

El próximo martes se celebra la fiesta de Calpe en honor de Nuestra Señora de las Nieves. Los fuegos artificiles sustituirán a la liza grecorromana, olímpica o el combate senegalés.

26 de julio de 2009

Esperando a Gasol

Hoy nos llamaron del Campus de Tecnificación del Club de Baloncesto de Calpe para que Fernando acudiera el polideportivo donde tendría una sorpresa. Desde que llegamos a la playa se incorporó a la disciplina y al programa planificado por el club calpino. La vocación, o mejor dicho devoción, de nuestro hijo por el deporte de la canasta nos ha obligado a abandonar la atalaya y adentrarnos tierra adentro a pesar de que es sábado por la tarde. Algo, casi prohibido.
Cuando llegamos, ya estaban casi completas las escalinatas de acceso al pabellón donde juega el CB Calpe. La sorpresa era mayúscula. Estaban esperando a Gasol. La cara de ilusión se reflejaba en el papelito que cada uno de los jóvenes participantes en el "campus" blandía con la esperanza de una firma autógrafa del gran jugador español. Los padres, quién lo duda, con nuestras camaritas digitales. Y, vaya tela, hasta la televisión de Calpe con una cámara de vídeo que parece de juguete.

Pau Gasol regresaba de asistir al Campus de Baloncesto de Villajoyosa y parece que había accedido a visitar a los niños y jóvenes que participaban en el cursillo de Calpe. Lo cierto es que ese día los integrantes del evento calpino libraban hasta el lunes. Pero más vale llegar a tiempo que rondar un año. Alguien, y digo alguien, porque tuvo que ser alguien el que consiguiese el mérito de desplazar al astro de los Lakers hasta las inmediaciones del Peñón de Ifach. Alquien le dijo que los niños, que el campus... que cómo sería de bonito, de ilusionante...
Efectivamente, Pau accedió a realizar una visita a sus jóvenes idólatras de Calpe. Él es, sin lugar a dudas, su campeón, su modelo, su... casi dios.

El coche de Pau (un Ssang Yong) apareció y, con las mismas, dio marcha atrá y se alejó. A poco, el responsable dijo que no serían posibles los autógrafos ni las fotos. Nada de firmar papelitos, ni camisetas, ni zapatillas, ni... -mucho menos- fotos.

Bueno; nadie nos impediría que al salir del coche le fijáramos digitalmente con el peñón al fondo. Pero no. El día se había terminado de romper. El todoterreno del as del baloncesto se retiró de nuevo de manera precipitada y definitiva. Cuchicheos. Comentarios. Se ha ido. Ya no vendrá...
¿Pero cómo .... (píiii...)? ¿Quién narices ha organizado esta ... píiiii?

Pau se ha ido. Los jóvenes calpinos y algún madrileño que otro se han quedado con un palmo de narices esperando a Gasol. Algún padre achaca al jugador la culpa de la desilusión que se ha generado en las almas de los pequeños. Sin embargo, a nosotros nos parece que ha habido un terrible malenteendido. Será un problema del idioma (¿Catalán, valenciano, castellano o inglés?) o simplemente que la gente no habla claro.

Pau esperaba que los chicos estuvieran jugando o entrenando en el polideportivo. El responsable del escarceo deportivo, suponía que no fuera tan importante que los chicos estuvieran, simplemente, esperando a Gasol.

Finalmente, nos volvimos a la atalaya con la sensación de una mala gestión a pesar de la buena intención y de la generosidad (aunque estricta) del rey del basket español. Los niños se habían quedado sin esa gran oportunidad de aprender y de "tocar" a su ídolo. Penoso.

21 de julio de 2009

Una plaga de gaviotas

A la llegada a Calpe, este año 2009, nos ha sorprendido la cantidad de gaviotas que campan a sus anchas por la playa de Arenal-Bol. Desde nuestra atalaya, y también desde la arena, hemos dejado en la retina digital de la canon (sx200 is) una cantidad casi desmesurada de preciosas imágenes de estas aves.



Casi nos atreveríamos a asegurar (sin temor a equivocarnos) que la cantidad de gaviotas que colonizan, día, tarde y noche la playa de Calpe, pueden empezar a considerarse y catalogarse como plaga. ¡Dios nos libre de los falsos ecologistas y de las almas caritativas que les guardan y suministran las barras de pan duro desmigajadas!
El Ayuntamiento de Calpe debería empezar a tomar medidas contra estos animalitos de vuelo tan bello. Muchas ciudades han empezado a tomar en consideración el peligro que supone la excesiva proliferación de estas aves que se adaptan fácilmente a los ecosistemas marinos y urbanos, incluso lejos de la costa.
En los próximos años puede convertirse en un problema serio cuando abandonen sus lugares de cría habituales y, además de la playa, colonicen los tejados de muchos edificios. Ya empieza a ser habitual la noticia de una nueva ciudad, como Cartagena o Vigo, que se dispone contra esta plaga.






Las gaviotas son unas aves oportunistas, capaces de alimentarse de casi todo lo que encuentran (es omnívora, predadora, carroñera o detritívora, siendo habitual observarla en basureros). Los problemas que originan son similares a los que ocasionan otras plagas de aves; resultan algo ruidosas, sus excrementos acaban causando daños allá donde caen o se acumulan y, sin lugar a dudas, pueden trasmitir enfermedades. Pero en el caso de las gaviotas existe un factor añadido. Se trata de un ave de comportamientos agresivos, sobre todo en la época de cría (de marzo a agosto) y de un tamaño notable; la gaviota patiamarilla puede llegar a tener una envergadura de más de metro y medio. Si se siente amenazada puede llegar a atacar a las personas.











Su belleza en el aire es de una magnitud tal que embelesa y magnifica, incluso, los soberbios y grandiosos atarceres de la costa. Planea como una saeta lanzada al viento, se paraliza inmóvil como una cometa viva sujeta por un hilo invisible, gira, aletea para ascender, choca y revolotea contra las corrientes, aterriza como una avión de guerra, verticalmente,... y vuelve a la corriente. Viento y mar. Playa y sol. Sólo el recuerdo de su torva mirada nos hace salir de la magnífica y radiante estampa.

15 de julio de 2009

Amanecer en Calpe

Amanece en Calpe. Sobre la atalaya se derraman, a pesar de la negrura de los edificios que asolan la belleza de la bahía, los primeros rayos de color naranja. La serpiente de turistas se despereza. Los más impacientes inician a esta hora la "ocupación" de la primera linea de playa con sus sombrillas coloridas. ¡Qué esplendor!

3 de julio de 2009

«Cumpleaños» de Gómez de la Serna


Google celebra este tres de julio el cumpleaños de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 3 de julio de 1888–Buenos Aires, 13 de enero de 1963). Hubiera sido más "acertado" celebrar el aniversario de su nacimiento; pero bueno, raro es que el onnipotente buscador se acuerde de la fecha, de manera insospechada, y se preste al homenaje, del raro escritor. El maestro de la greguería sufrió con aquel Getafe, ese pueblo indeterminado, ahora Capital del Sur, a través de su relación con Silverio Lanza, seudónimo de Juan Bautista de Amorós. Y para festejar la ocurrencia de Google, citaremos algunos párrafos de su obra "Páginas escogidas e inéditas de Silverio Lanza. In memoriam" publicada por Biblioteca Nueva en 1918.
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"¿Por qué había elegido Getafe para retirarse? No se sabe. El gesto de desprecio que hizo el meterse en Getafe fue como ese gesto que a veces hace un hombre a toda una multitud con todo el brazo izquierdo y la mano del derecho (¿)...

Getafe era un pueblo indeterminado, gris, insignificante, perdido como por un raro espejismo del desierto.

Nadie sabía en Getafe que vivía un gran escritor en el pueblo...

Getafe es el pueblo "que no se ve", y, sin embargo, por que en sus obras él daba la dirección de Getafe, fue tomando realidad en mi espíritu, una realidad que llegó en mi a lo extraordinario, cuando en las "Memorias del Marqués del Mantillo" vi en letras doradas, en letras de un dibujo fantástico, un Getafe que evocaba una ciudad fantástica.

¡Desolado Getafe, en el que la tierra tenía el gesto adusto del desierto! Sitio por donde pasan los ladrones en camino hacia Madrid o huyendo de él, pueblo por el que pasan rasando los perros que van lejos, lejos: ¡Qué sarcasmo tan sangriento para todos, como para él, era el que viviese Lanza en Getafe!

¡Cuántas veces he cogido el tren tranvía de Getafe! (...) Los vagones tenían plataformas-terrazas, gran respiro para los buenos días. Generalmente iba casi solo. Algunos mozos de pueblo y algunos soldados.

Resultaba aquel viaje un viaje interminable, porque no merece la pena el meterse en un tren para ir tan cerca (...) Primero pasábamos un largo trecho junto a las casas de obreros de ferrocarriles y los depósitos de carbón y los grandes talleres de arreglo de máquinas, después caminábamos frente a un paisaje de tierra rayada tan insoportable como el papel rayado y toda llena de cristales, indigestada de cristales, herida por los cristales que a través de los siglos se han ido deshaciendo añicos en la gran ciudad próxima cercana. El tren corto se iba parando en todas las estaciones animadas por cuatro gallinas. Por fín llegábamos a Getafe. En nuestra imaginación brotaba el nombre de l a calle y el número de la casa: Olivares, 18: Era la primera casa que se encontraba después de pasada la verja del convento, frente a frente del recién llegado.

Desde su casa de Getafe vió, echándose las mano a la cabeza, toda la desastrosa historia de España durante aquellos días y vió sobre todo con un ardor sordo, sintiéndose el capitán de un barco preterido, que n la hora del desastre de nuestra fuerza en el mar, no podía correr con su barco de Getafe a ganar la victoria.

Ayer, en el silencio de su casa, mientras recogía la funeraria sus bártulos y su viuda contaba su serenidad, fui construyendo su figura y la escena inolvidable y asidua.

En aquel artículo también contaba que vi ese último día por primera vez Getafe, pues no estando él me quedó tiempo para verlo. "Y no volveré nunca a ese Getafe desamparador y sin espíritu", terminaba yo el artículo, terminación que según me contó un amigo mío, en Getafe indignó a los comerciante y les hizo decir con ironía:¡ "Tendremos que cerrar las tiendas"!

No he vuelto a Getafe, porque en mi despacho donde tengo empotrada en la pared la lápida de una buena y desconocida joven de 18 años, está también su lápida y hay una lámpara perpetua que ilumina la memoria de él. El no está en el cementerio de Getafe aunque Getafe quede ilustrado en el mapa por esa crucecita que le corresponde en él a Silverio Lanza, que aunque no fue nombrado hijo adoptivo, fue su padre. "

Ramón Gómez de la Serna. Madrid. 1918