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2 de junio de 2013

Mi querido enemigo


El argumento de la novela epistolar con ese título tan sugestivo, —advierto al lector que no he leído—, narra la experiencia de una joven que por casualidad, incluso como un favor, se convierte en la directora de un hospicio mientras encuentran un sustituto al antiguo director. La novela está ambientada en Norteamérica durante los primeros años del siglo XX, cuando la sociedad contraponía una fuerte resistencia a que las mujeres, aunque preparadas, pudieran ejercer una profesión. Un guiño, en aquella época, al feminismo y al sufragio de las mujeres.

Mientras tanto, la protagonista de la historia del libro, Sallie, se lanza a reformar la institución, a contratar nuevos profesionales, a lidiar con los antiguos empleados y a “trasladar” a los niños “defectuosos”, disminuidos físicos, psíquicos y a los epilépticos [piense el lector que la novela se escribió en 1915]. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. En realidad, lo que hoy nos interesa de esa obra, referido a la actualidad local, es solo el título, por aquello de las relaciones entre los representantes de los partidos políticos, los alcaldes que han sido, el que es y las que pretenden serlo. Menudo cacao.

El periódico Getafe Capital, editado por el exalcalde socialista Jesús Prieto de la Fuente, publicó durante la semana de las fiestas locales una encuesta sobre la intención de voto en Getafe. El muestreo telefónico, encargado a la empresa Celeste Tel, se realizó en los primeros días de mayo, justo dos años después de la última campaña electoral. Los resultados, en la consonancia con la tendencia nacional, han conseguido aguar las fiestas patronales a la actual dirección de un PSOE local desnortado. Los datos que abocan al PSOE, cada día más, hacia un descalabro electoral ya los conocía la secretaria general por que se los habíamos anunciado; y no por una capacidad especial o don adivinatorio, sino como una apreciación perceptible para cualquiera que se sitúe fuera del escenario. También lo habíamos escrito; el Partido Socialista de Getafe se mueve como un pollo sin cabeza, correteando sin dirección, trastabillándose e instalándose en el hábito opositor de la descalificación y la falta de respeto institucional, o en la exaltación de movimientos carentes de nexo y comunión con un partido que ha gobernado en Getafe más de treinta años. Haber negado tres veces a Pedro Castro, no convierte al PSOE en adalid de la regeneración política, ni en la esperanza del ciudadano de una política social y económica distinta a la que se aplica en todas las instancia institucionales. De hecho, cuecen habas en todas partes de la geografía física, política y cultural de España. .

Los problemas del PSOE nacional, acrecentados en el ámbito regional y local por la falta de liderazgo de Tomás Gómez y de Sara Hernández, podrían hundir los resultados de este partido a niveles desconocidos, pudiendo incluso perder esa segunda posición en favor de IU o de UPyD. La errática labor de los socialistas [en Getafe] es, posiblemente, el resultado de su torpeza para ejercer la oposición. La trayectoria de los gobiernos socialistas que empezó, precisamente, con Jesús Prieto pesa como una losa de hormigón sobre la mayoría del censo electoral del municipio en cuanto a la intención de voto o la valoración del trabajo de los socialistas en el Ayuntamiento de Getafe. Y para colmo de despropósitos, se ha desestimado la experiencia, para bien y para mal, de Pedro Castro.

La publicación del sondeo ha provocado el enfado de Sara Hernánez que observa como el “fuego a discreción”, desde trincheras amigas, podría acabar definitivamente con sus esperanzas de acceder al “Olimpo getafense” junto a Jesús Prieto, Pedro Castro y Juan Soler. Malos tiempos para el socialismo local. A la ceguera política de la dirección se unen los problemas personales de muchos de los que vivían a costa del Ayuntamiento. Las prestaciones por desempleo de los que inicialmente salieron del ayuntamiento se acaban y algunos empiezan a pasar “los lunes al sol”, sin que haya solución aquí ni en ningún otro lugar. Otra ciudad, como decía Kavafis, no hay. La ciudad va en ti.

Jesús Prieto se ha convertido, con la publicación de la encuesta, en “mi querido enemigo” tanto para la secretaria general del PSOE, Sara Hernández, como para el actual alcalde, Juan Soler-Espiauba, aunque por razones inversas. La líderesa del PSOE local habrá pensado, de su correligionario el editor de Getafe Capital, que juega a la contra; no del enemigo ni del adversario, en contra suya y de su fracturado ejército. Sin embargo, es posible —incluso— que Jesús Prieto —haciendo un favorcito—hubiera maquillado el resultado del PSOE y, realmente, fuera más “querido” que “enemigo”. O al revés, cualquiera sabe. La segunda andanada de la encuesta, con la valoración de los líderes, ofrecerá alguna pista más sobre el tema.

Lo mismo habría dicho o pensado el alcalde Juan Soler: “parece que no es tan fiero el león como lo pintan, y que no puedes, Jesús, así, sino hacerme más feliz de lo que soy. Inmensamente feliz, mi querido enemigo”. Igualmente, el dueño del mandil podría haber desviado la perspectiva sobre la gestión del primer edil hacia el menos. Bueno, no se enfade nadie, que no es una acusación de nada. Ni de manipulación, ni de tergiversación; así son las encuestas. Se hacen y, luego, se cocinan.

El muestreo proyecta unos resultados que antes de su publicación eran previsibles y que así se lo habíamos trasmitido a cuantos les interesa nuestra opinión, que no son muchos. Se lo anticipamos a Sara, como el preludio de una triste sinfonía, casi un réquiem, y resultó como si le hubiéramos informado que “el hombre ha llegado a la luna”. Claro, menuda noticia, Juanito.

El PP obtendría [según el sondeo de Getafe Capital] un 37,6% de los votos válidos, bajando algo menos de 5 puntos porcentuales; el PSOE, que retrocedería seis puntos, un 26 por ciento; Izquierda Unida, al contrario crecería un 3,5% por ciento hasta el 17,5 por ciento; y UPyD, el que acumula mayores expectativas de voto subiría de un 6,6 a un 13,8 por ciento, duplicando sus resultados. La abstención, en el borde mismo del ecuador de la legislatura, se elevaría del 29,1% en mayo de 2011 al 37,4% de mayo de 2013, siendo este el dato más incierto se celebrasen realmente las votaciones. Parece, a primera vista, que los datos publicados muestran algún error importante en un par de sumas; la cifra de la abstención se incrementa, en valores absolutos, en unos 10.396 votantes, pero cuando se desgrana ese dato por “exvotantes” la suma alcanza, inexplicablemente un resultado de 13.416. Igual pasa con el censo total, actualizado con algo menos de 2.000 nuevos votantes y que, sin embargo, cuando se suman los nuevos votantes de los distintos partidos, incluido el “otros”, resultan más de cuatro mil. Hay algunos remiendos que no se ajustan al pantalón. Pero, bueno, en general resulta creíble y proporciona una foto fija interesante.

El reparto de concejales, aplicando la ley D’Hondt a los resultados de la encuesta, quedaría de la siguiente manera: Partido Popular 11 (-1); Partido Socialista 7 (-2); Izquierda Unida 5 (+1); y UPyD 4 (+2). Tanto IU como UPyD aprovechan los vientos favorables de la política nacional que tienden a romper la dinámica bipartidista.

El caso de UPyD nos recuerda, ya lejanamente, el experimento frustrado de Adolfo Suárez con el CDS. Mientras hubo líder, hubo partido y representación. No había mimbres para hacer un cesto entero. Dejando de lado esta comparación, suponemos que odiosa para los militantes y simpatizantes de la formación magenta, pensamos que es el único partido que se presenta ante el elector con un proyecto claro de regeneración [al margen de los individuos o las actuaciones personales] y una idea nítida de la España que propone. La encuesta, al igual que pasó en las dos últimas convocatorias mantiene abierto un espacio electoral importante para el “otros” [4,5%], cerca de la cifra que otorga ediles y que en los dos últimos comicios ha ocupado, finalmente sin éxito, la candidatura de Vientos del Pueblo.

De los 15.000 votos que perderían el PSOE y el PP, dos tercios se van al saco de la abstención y del no sabe aún o no contesta, creemos. Y los otros cinco mil más los nuevos votantes se anotan en los casilleros de los otros dos grupos con representación. El dato sobre la abstención es alarmante, como en el resto de España, y sintetiza el malestar de la ciudadanía con la clase política. Pero también denota, lamentablemente, la falta de interés de los vecinos por la vida pública —como si los políticos fueran extraterrestres— y no como una parte más de la misma sociedad. Se podrá criticar a la clase política; pero igual que a la judicial, a la periodística, a la financiera, y así, sucesivamente, a todos los sectores. Tenemos un problema como sociedad. Hay que reinventar España. Un concepto que solo rentabiliza UPyD, aunque sea de forma minoritaria, al doblar su intención de voto y de representación. IU, por su cuenta, y de manera inexplicable, solo recoge unos 1.200 votos de toda esa “marea de descontentos” y sectores corporativos cabreados a los que pretende representar y que, a la vista está, poco o nada tienen que ver con sus postulados políticos e ideológicos; ni con lo que necesita la sociedad en su totalidad.

El resultado del PP, a pesar del aprobado general de la gestión municipal, evidencia la situación económica del país, inmerso en lo lo más profundo de la crisis. El PSOE local es también un reflejo del partido a nivel nacional; no rentabiliza en absoluta el malestar de la ciudadanía; incluso, pierde más porcentaje y más votos en términos absolutos que el PP. Es la tenue proyección de la sombra de un PSOE sin proyecto en ninguna de las esferas local, regional o nacional, sin líderes, descabezado a nivel municipal.

Un 57% de los vecinos aprueba la gestión que está desarrollando Juan Soler al frente del Ayuntamiento. El dato revela que, en contra de lo que manifiesta machaconamente el PSOE local, Getafe necesitaba un lavado de cara que levantase la pátina acartonada y vieja que se había instalado en la vida pública local y en las calles del municipio. Un gobierno local que no castigue a los barrios más incómodos y antipáticos para los socialistas como pasó una legislatura tras otra con barrios como el de Centro-San Isidro o el Sector 3. Ha tenido que cambiar el gobierno municipal, tras más de treinta años, para que aparecieran dos barrenderos por la calle de los Sauces, la calle Limoneros o la calle Atenea. Y no son dos espectros, dos ánimas perdidas. Limpian  la vía pública.

Ningún partido de la oposición aprueba el escrutinio. El PSOE es el que peor lo lleva. Un 44 por ciento de los encuestados cree que lo hace mal o muy mal; IU le sigue a la zaga con un 38% y UPyD, la mejor parada de la oposición, con un 34 por ciento de suspensos.

De lo anterior se deduce fácilmente, aunque no se ha publicado aún, que el único líder de los partidos con representación municipal en el Ayuntamiento de Getafe que aprueba holgadamente ante la opinión de los vecinos es Juan Soler, el alcalde.

Es curioso, sin embargo, que el mayor grado de desconocimiento de la labor y del trabajo de la oposición es para UPyD. Un 31 por ciento de los encuestados manifestó desconocer la labor del partido magenta en el ayuntamiento de Getafe. En el extremo opuesto, el PSOE, con solo un 12 por ciento de “no sabe/no contesta”, es el partido del que más saben los vecinos, y de ahí colegir que el suspenso obtenido se lo han están ganando a pulso.

Los malos resultados del PSOE resaltan, sin duda, la división de este partido tras el descabezamiento del Pedro Castro y la asunción de la jefatura socialista por parte de Sara Hernández. Batacazo previsible y evidente que no puede disimular ni siquiera el periódico editado por el exalcalde socialista Jesús Prieto. El “no somos lo mismo” que pregona Hernández en la cuartilla publicitaria, se contesta en las redes sociales con la dosis normal de mofa y pitorreo que suscita la tontería. Y, para rematar la faena, mírese con detenimiento la imagen; la fotografía de la secretaria general del PSOE parece haber sido retocada por algún otro “querido enemigo” de los que tenga en nómina. Se nos ocurrió que acababa de leer la encuesta de Getafe Capital: despelucada y con unas ojeras como quien no duerme por un vaticinio terrible.

El PSOE es el partido al que peor valoran sus propios votantes; solo el 40 por ciento de los que votaron al PSOE creen que lo esté haciendo bien o muy bien en la oposición, mientras que un 29 por ciento estima que lo está haciendo mal o muy mal. Solo el 2 por ciento de los votantes del PSOE no saben o no contestan sobre la actividad del partido al que eligieron como mejor opción. Parece que el veredicto de los vecinos de Getafe es alto y claro: el PSOE no sabe hacer oposición. Lo cual resulta, si cabe, lógico, tras más de treinta años en el gobierno local. A lo peor, a fuerza de seguir erre que erre, empeñados en hacer una oposición absurda, falta del necesario respeto a la institución y a sus rivales, muy alejada de lo que quieren los vecinos, se olvidan también de gobernar.

Salvo los del PSOE, los votantes del resto de partidos aprueban la labor del partido al que eligieron en los anteriores comicios electorales. El 84% de los votantes al PP aprueban la gestión municipal (el 66,6% creen que lo está haciendo bien o muy bien); los votantes al PSOE e IU la consideran mala o muy mala, como no podía ser de otra forma (57% y 59,6%, respectivamente). Sin embargo, menuda sorpresa, se nos antoja un cierto romance [estadístico] entre los votantes del PP y los votantes de UPyD. Sorprendentemente un 58,1% de los votantes de UPyD aprueban la gestión del equipo de Juan Soler. Al revés, es algo peor; cuando se valora a la oposición, solo el 40 por ciento de los votantes del PP consideran mala o muy mala la labor de UPyD. Ese porcentaje de valoración negativa sube hasta el 49 y el 50 cuando los votantes del PP evalúan al PSOE y a IU.

UPyD saca buenas notas en casi todas las valoraciones. Un 36 por ciento de los votantes al PP considera que UPyD lo hace bien o muy bien; en el caso del PSOE el porcentaje se incrementa un punto, hasta el 37%; lo más generosos con el partido magenta, son los votantes de IU, de los cuales un 53 por ciento considera que UPyD lo ha hecho regular, bien o muy bien. El dato más negativo en los resultados de esta agrupación política es el desconocimiento de su labor que alcanza el 31 por ciento de los encuestados que no sabe nada o no contesta sobre la actividad del partido que lidera Esperanza Fernández.

Sin embargo, UPyD, también lastrado por la división interna, es el grupo municipal que mejor ha interpretado la labor de oposición al gobierno local, dejando claro que no están reñidos el trabajo junto a los vecinos y las proposiciones para mejorar el pueblo con el respeto institucional. Algo que sí han olvidado los dirigentes locales del PSOE y de IU, sin apenas frutos electorales. Si UPyD mejora el nivel de conocimiento de los vecinos sobre su trabajo podría escalar posiciones en el podio electoral, incluso situarse como la fuerza principal de la oposición. Esos posibles resultados dependerán, en mayor o menor medida, de la posibilidad de que se presente una candidatura independiente o más.