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10 de diciembre de 2007

Un regalo de muerte


En estos día previos a las fiestas navideñas, muchos ciudadanos andan (o corren) de tienda y en tienda y de centro comercial en centro comercial buscando regalos. Es una de las actividades más caras, estresantes y consumistas de todo el año. La búsqueda del regalo perfecto. Es navidad en el Corte Inglés... (y en el Alcampo o Carrefur, desde hace dos meses casi) La televisión, por encima de todos los medios, nos atosiga con una de infinidad de mensajes publicitarios de horribles juguetes de plástico, delicados y asfixiantes perfumes, carísimos relojes, cámaras de fotos con una docena de megapixels, videojuegos o, incluso, teléfonos móviles. Un obsequio o presente que, se supone, sirve para comunicarse y que sus fabricantes venden con anuncios tan estúpidos como los de las marcas de cerveza; y, siempre, cinco minutos más tarde de adquirir uno, y tres llamadas después se ha quedado "obsoleto"; o eso quieren hacernos creer. Una lástima. Siempre es el momento adecuado, tu momento, para cambiar de terminal.

El "consumo" de teléfonos móviles se ha convertido en una moda, de la que pocos escapan, y que se basa en la permanente actualización, llegando a suscitar preocupación por la contaminación y el reciclado. No seas antiguo, es tu momento. Uno tiene cámara de fotos de última generación, otro correo electrónico, a este le caben tres horas de música, aquel ofrece las noticias deportivas, te avisa de los cumpleaños de todas las personas del listín, y así un sinfín de "cualidades" inútiles para la mayoría de las gentes; incluso cambia de canción si lo agitas. ¿Lo notas..? Es la releche.

Los móviles son, en sí mismos, instrumentos útiles para el hombre. Vaya que si lo son. Lo malo son las consecuencias de su uso abusivo, los efectos impredecibles de la tecnología o que haya que esperar años o décadas no para esclarecer de forma exhaustiva los daños a la salud que nos provocan, sino para mantener la indefinición basándose en estadísticas trucadas. Hay personas que se pasan la vida con el móvil en la oreja. Y así las llevan calientes y coloradas. No es una imagen retórica. Es así, el "celular" o teléfono móvil puede llegar a producir efectos devastadores para las células del cerebro y de la piel. El problema será que nos enteremos cuando sea demasiado tarde y apenas tenga solución.

Hemos grabado el vídeo superior como una "prueba visual" de la influencia del móvil sobre una brújula; un pequeño experimento fácil de realizar. Se puede comprobar la capacidad del móvil para atraer como un imán la aguja y "torcer" el norte magnético, incluso debajo de una capa de madera maciza de tres centímetros.

Y además hemos recopilado algunos consejos para los que lo utilizan como instrumento o herramienta imprescindible. En ningún caso debemos considerar el móvil como un regalo apto para niños ni jóvenes en crecimiento. No son adecuados para su salud. Sus cerebros tienen más posibilidades de verse seriamente dañados en los años siguientes por la radiación. El uso del móvil perjudica la salud. Seguro. No regalemos móviles. No son juguetes.

Los teléfonos móviles son pequeñas estaciones base que emiten y reciben radiación al igual que las antenas que pueblan los tejados de nuestras ciudades. Esta radiación, aunque menor que la de las antenas, es tan peligrosa como aquella ya que suelen situarse muy cerca del cuerpo y durante mucho tiempo; en "espera" también emiten. La radiación, aun siendo pequeña, se origina muy cerca del cuerpo. Evita llevarlo permanentemente pegado al cuerpo.

Cuando se hace una llamada, aumenta la potencia. La zona de la antena, imperceptible en los modelos actuales, es la parte más peligrosa. Debe alejarse al máximo de la cabeza (aunque sea sólo un centímetro). No usar cuando la señal de cobertura es baja. Para mejorar la comunicación con las antenas, el móvil aumenta su potencia. La mejor defensa o protección contra las radiaciones es la distancia. No usar dentro del coche; el móvil aumenta su potencia. Y, claro, nunca conduciendo; distrae la atención. Peligro de muerte inminente.

Al marcar el número no acercar a la cabeza hasta que fije la llamada; mientras busca la mejor antena receptora está a máxima potencia. Reducir el número de llamadas y su duración. Usar para avisos necesarios, no para charlas largas. En caso de tener que utilizar prolongadamente utilizar siempre un "manos libres".

Cuanto más se usan los móviles y más se cambia de modelo, más antenas tienen que instalar las compañías suministradoras del servicio. La moda de cambiar compulsivamente de aparato genera una enorme fuente de contaminación debido, sobre todo, a las baterías. Esta demanda del mercado o consumismo tecnológico provoca la necesidad de los fabricantes de adquirir a cualquier precio el "coltán" (abreviatura de los minerales columbita y tantalita que suelen presentarse juntos en la naturaleza) del que se extrae el tantalio, mineral utilizado en la fabricación de baterías, en lugares como la República Democrática del Congo (antiguo Congo belga), donde se ubican el 80% de las reservas mundiales de este mineral, Brasil o Tailandia. La interminable guerra del Congo se debe, entre otros factores económicos, a los intereses de compañías como las fabricantes de teléfonos móviles. Cuántas vidas cuesta cada vez que cambiamos de móvil por la sencilla razón que la nueva oferta del operador telefónico es más "cool", "fashion", pequeño, extra plano, o, simplemente, la tonta novedad, es una pregunta que hay que hacerse al ver el bonito diseño o las denominadas "prestaciones". Lo "último" suele durar cada vez menos.

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