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11 de mayo de 2006

Mercadotecnia a todo color

Si se fijan en la versión colorida, puede que piensen que se trata de una de las avenidas de Disneyland París. Estarían, queridos lectores, en un error. En realidad, se trata de la más emblemática, cara y comercial de las calles de Getafe. El lugar por donde inevitablemente deambula casi todo el pueblo. Es la calle Madrid. Desde fuera, incluso, pudiera parecer un sitio vulgar y anodino. Pero no. Es el "antiguo camino de Madrid a Toledo", lugar permanente de trasiego, como corresponde a travesía, centro neurálgico de la vida local, del cotilleo, del bullicio político, lugar de paso, cuando pueden, de procesiones y desfiles, y emblema del comercio local, abigarrado paraíso del mercadeo de zapatos y del paseíllo dominguero; escaparate por excelencia del "ser" getafense.

En la foto se muestra desierta por la llovizna y la hora del almuerzo. Los comercios están cerrados. Los contrastes del blanco y del negro, delatan inevitablemente la irregular colocación del pavimento, constatación palpable de la negligencia de los técnicos que la trazaron y la adjudicataria que lo ejecutó, terror de dama con tacones, con sus tristes arbolitos y las chapuceras acequias o desagües a cielo abierto a donde acude el agua y se acumula como charcos alargados; y el mobiliario urbano, imitando las antiguas y elegantes farolas. A pesar de su precario pavimento, de su diseño detestable, la calle soporta el paso diario de miles de vecinos.

Hasta hace pocas fechas, el colorido y la algarabía eran consecuencia de la mudanza de gentes. Hoy, además, chillan las farolas, "colorás" como tomates pasados, se esconden a su lado las papeleras, como agujeros negros, olvidadas en su negro quehacer, negras al lado de sus amigas respingonas, claman las tapas de las alcantarillas en el color infantil con el que se pintan los ríos, contra el derroche de agua. La fachadas se han plagado como setas de nuevos reclamos y rótulos indicando que nos encontramos en Getafe Centro.

El colorido de las farolas y los diferentes rótulos, no pretenden ser indicación, etiqueta, ruta turística o demarcación geográfica. Forman parte de una idea que desarrolla la concejalía de Desarrollo Económico que dirige el hijo del alcalde, David Castro. Miles de euros destinados a llamar la atención del barrio en el que nos encontramos como parte de una infantil estrategia diseñada para potenciar el pequeño comercio. En otros barrios del municipio, además de sus diferentes forma, las farolas serán verdes, en otro azules, lilas, ... Un pueblo como la libreta de un párvulo... lleno de luz y de color, ...

El plan de "dinamización comercial" del hijo del alcalde contrasta con el auge e instalación de medias y grandes superficies como El Corte Inglés , Carrefour, Mercadona , Lidl, etc.., incluso la excesiva y descomunal ampliación del Alcampo del Sector 3. No sólo permitidas, sino alentadas. Mientras se hace política hueca, e inútil gasto en mercadotecnia, los tenderos preparan, de manera individual y silenciosa, el funeral del pequeño comercio. Parece que el color de las farolas y la instalación de rotulitos como setas en las fachadas no cambiará la tendencia social, los hábitos de compra o la extravagante y adictiva "manía" de pasear por el híper. La apertura de El Corte Inglés en el nuevo barrio de El Bercial supondrá una severa arremetida, de consecuencias impredecibles, no sólo contra comercio de barrio ya desfallecido y exhausto, en franca bancarrota, sino también contra los de postín que cuelgan sus carteles en la calle más cara y transitada. Tan sólo escapan a esta siniestra tendencia los mercachifles chinos, los nuevos puntos "latinos" y las franquicias de quincalla tecnológica .

Nos vamos a permitir, por último, la licencia de recomendar al hijo del alcalde que complete su política de colorines con el negro; negro para el fin inevitable de muchos, negro para el momento del remate y negro para la fachada del local tal, de la calle cual; pintura negra con un aspa grande en blanco como las enormes esquelas "funerarias" que se pegan en las luminosas fachadas de los pueblos de Sicilia. Para que todos los vecinos, tengamos presente que allí, una vez, hubo una tienda de ultramarinos, un taller de zapatería, una tahona, una mercería, un sastre o una joyería. Descansen en paz; la mercadotecnia no les puedo salvar.

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Las tapas de las alcantarillas, pintadas de azul, al contrario que las farolas, forman parte de un "márquetin" negativo diseñado por el Canal de Isabel II. El azul "windows" asignado al sufrido hierro fundido pretende llamar la atención de los peatones sobre la pertinaz sequía y "sensibilizarnos " a todos en el ahorro de agua.

¿No se les ha ocurrido aún a nuestros gobernantes pintar de naranja algún otro enser, mueble o chirimbolo urbano para promover el ahorro de energía? ¿Cómo promover, a base de pintura, el uso del transporte público?¿No querría la Dirección General de Tráfico pintar las carreteras con manchas de rojo sangre y negro muerte para asustar a los imprudentes conductores, y evitar así la masacre que cada fin de semana o puente se produce? Dejaremos abierta la posibilidad de seguir utilizando lienzo y color a la imaginación, y al presupuesto disponible, de nuestros políticos.
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Getafe Capital del Sur

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