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30 de noviembre de 2003

Lápiz y borra

En los partidos marxistas se tenía como sofisma suficientemente contrastado: si «quieres que algo no funcione, nombra una comisión». Y, eso, efectivamente es lo que ha sucedido. La «comisión de investigación» creada por el Ayuntamiento de Getafe ha sido una cortina de humo basada en el «4 valen más que 3» para alejar las acusaciones de información privilegiada y enriquecimiento basado en el urbanismo de Getafe de algunos ex concejales socialistas.

El que IU y PSOE concluyan que las personas que han estado al frente de responsabilidades municipales, que han votado el Plan General y que, a costa de ese instrumento, se han enriquecido, son «personas honorables que han dado su vida por este municipio» constituye simplemente una tarjeta de visita sin fundamento, sin respaldo; una etiqueta vacía de ideología. Como el que se lava las manos sólo con agua y, aún después, le huelen a sucio. Pero no queremos abundar en esa estrategia del «punto final» a determinados desmanes y escándalos. Lo que tenga que ser, será.

Dado que las prácticas denunciadas por la prensa no pueden ejercitarse sin el respaldo de la institución política y de los Servicios Técnicos municipales, habría que entrar a diseccionar y subir hasta el mismo «corazón del mostruo». De la abundante verborrea del máximo mandatario hasta las decisiones de la comisión de Gobierno, pasando por el mantel donde come el concejal de Urbanismo (éste nuevo o el que acaba de irse, qué más da; son comparsas, meras fachadas de un conjunto organizado), se desprende la engañosa política que preconizan estos socialistas de Getafe. Sobre todo, en lo relativo a la vivienda protegida.

No se nos podrá criticar por cuestionar determinadas prácticas que nos parecen inmorales; algunas pueden ser legales, pero no correctas. La ciudad es de todos (no existe la figura del director de colegio que nos pueda expulsar; hacerse mayores también tiene cosas buenas). Y por tanto, es cuestionble una o todas las decisiones, ya sean de carácter urbanístico, social o cultural. No parece legitimizado democráticamente un Plan General de Ordenación Urbana (1995) diseñado por un delegado de Urbanismo que ha funcionado a golpe de «modificaciones puntuales» y, curiosamente, en casi todas las modificaciones aparece la mano de los mismos ex concejales. Desde ahí que disentir en la necesidad, racionalidad o motivación de algunas actuaciones (como suprimir la trama industrial encajada en el casco y que convive pacíficamente con el entorno).

Mientras los jóvenes de Getafe no pueden acceder a una vivienda protegida, las decisiones tomadas en las modificaciones puntuales y la revisión del Plan General de Ordenación Urbana pendiente de publicar, van en una dirección: beneficiar a las empresas que controlan determinados desarrollos ( y en esos, «el que parte el bacalao» es Neira) en los que se venden viviendas a 60 o 70 millones.

Hay que hacer mención de los Servicios Técnicos Municipales, pues sin su criterio y discrecionalidad, el urbanismo de Getafe no estaría como está. Bien es sabido que el jefe de los mismos vino a Getafe de la mano de Neira cuando éste era delegado.

De la discrecionalidad legítima a la arbitrariedad prohibida y el tráfico de información, hay un pequeño espacio siempre abierto a la discusión y el debate.

Artículo publicado en la revista Observador
Getafe (Madrid), noviembre de 2003

Demasiada promiscuidad



Las «buenas» (o magníficas) relaciones entre concejales socialistas del Ayuntamiento de Getafe y constructores adjudicatarios de obras municipales no se limitan al caso de José Antonio Serrano sentenciado por el Tribunal Supremo sentenciado como un caso de corrupción política. Desde aquellos lejanos días son innumerables las «relaciones comerciales» entre ediles y constructoras adjudicatarias; algunas ya desaparecidas por su mala gestión y –según la rumorología local- por la «voracidad municipal», como Construcciones Técnicas Herba SA, hasta casos más recientes como Construcciones y Promociones García, SL. En medio del camino, desahuciadas por los juzgados o las deudas, han quedado, además de Herba, algunas más. Y es que parece que lo que tocan los socialistas, primero se convierte en negocio redondo para acabar en la «quiebra». Será mal fario o brujería.

Ya en aquélla misma época el concejal delegado de Urbanismo, Jesús Neira Salazar, y otros como José Luis Rivas Cabezuelo, adquirían chalets, locales y plazas de garaje a estos constructores adjudicatarios de numerosas obras municipales; ¿Quién no se acuerda de Herba? Muchas calles de Getafe son, todavía, y han sido testigos mudos de las chapuzas de Herba: Calle Madrid, Av. de las Ciudades .... Hasta el mismísimo alcalde ha sido «víctima» de esa promiscuidad entre políticos y constructores; en julio del año 2000 adquirió una vivienda de 189 metros cuadrados construidos, al cincuenta por ciento con su esposa, domicilio actual y habitual del primer edil a pesar de los rumores, en el edificio de la calle Manzana (en el centro neurálgico de la localidad) promovido por Construcciones Herba, SA. Ahí mismo, también, tiene un local de 100 metros y una plaza de garaje su compañero «de fatigas» Jesús Neira.

Otro caso de las «amigables» relaciones entre constructores y concejales socialistas lo ha protagonizado en la última legislatura el responsable de Urbanismo, sucesor de Neira en el sillón de las recalificaciones, Francisco José Hita Gamarra. Este edil adquirió a Construcciones y Promociones García, SL dos viviendas en el centro de Getafe. El primero, un piso en la planta segunda de un edificio situado en plena calle Toledo con entrada por la calle Hormigo, con una plaza de garage y 126 m² construidos. Fue adquirida cuando el ex concejal permanecía casado. Tras su separación el año pasado, pasó en escritura pública a su ex mujer. Esta vivienda está totalmente pagada.

La segunda vivienda adquirida por el ex delegado de Urbanismo a García es un atico de 271 m² (doscientos setenta y un metros cuadrados construidos) en pleno centro de Getafe (C/. San Vicente). Esta vivienda está gravada con una hipoteca de 20 millones de pesetas. Un auténtico chollo.

Las relaciones de José Luis García con los ex concejales socialistas viene de lejos, de cuando Neira ejercía de Delegado. Ya en el año 1993 aparecía una noticia en el diario ABC (véase la imagen) en la que el PP de Getafe denunciaba que «Una constructora comenzó una obra un mes antes de adjudicarse», en la que se acusaba a Construcciones y Promociones García de iniciar las obras de reparación del Colegio Público Miguel de Unamuno para acondicionar la sede de la Policía Local (ubicación donde está hoy) el día 10 de febrero de 1993 y , verificado mediante acta notarial, las obras no se adjudicaron hasta el 4 de marzo. El concejal de Urbanismo era Jesús Neira Salazar, que tras negar los hechos afirmó –refiriéndose a los concejales del PP- «no saben cómo salir en los papeles».

Tres años después, recién dejada la concejalía de Urbanismo y siendo diputado regional y miembro de la mesa de Urbanismo, se constituyó la empresa Luna de Madrid SL en la que figuran el constructor y otro ex concejal (José Luis Rivas Cabezuelo). Tres años después, nada más dejar el cargo de diputado, «aparece» como administrador «superpoderoso» de esa sociedad (vale la firma de dos administradores, siempre y cuando uno de ellos sea Jesús Neira); he ahí al cabo del tiempo: ex concejales y constructores socios.

Construcciones y Promociones García SL es una sociedad familiar, auditada y uno de los principales adjudicatarios de obras municipales. Su administrador también ha sido adjudicatario a través de la citada o de otras sociedades de suelo municipal para viviendas, hoteles y residencias de la tercera edad. Un auténtico imperio bajo el socialismo ¿familiar? Jesús Neira y este constructor figuran pública y conjuntamente como administradores en cinco empresas. Demasiada promiscuidad. Demasiada duda.

Artículo publicado en la revista Observador
Getafe (Madrid), noviembre de 2003

Hombre rico, hombre pobre


El urbanismo de Getafe en los últimos 24 años, hasta la publicación por parte de la revista Época del reportaje «El Clan de los mil millones», ha dejado numerosas dudas, conflictos, ambigüedades y decisiones de dudoso interés general. Ya no es un comentario de bar; algunos de los ex concejales socialistas que diseñaron el Planeamiento se han enriquecido a costa del mismo. Sin embargo, estos años se ha fraguado una historia, casi un telefilme de los 80, que tiene que ver más con las miserias de la vida que con la vida pública. Un mismo orígen que se ha transformado, como daga del destino, en situaciones dispares. Uno rico y el otro pobre.


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Dice la canción que «veinte años no es nada»; y doce, menos todavía. En 1991 tomaban posesión de su cargo Pedro Castro, como alcalde, y Jesús Neira, Antonio Alonso, Francisco Hita, José Antonio Serrano y José Luis Rivas, entre otros, como concejales. El reparto de funciones unió a Se­rra­no y a Neira; éste último, concejal delegado de Urbanismo, será durante cuatro años el jefe de Serrano que se ocupa de Obras y Mantenimiento, una «delegación menor» pero que le viene como anillo al dedo. Tiene ideas que ya rondan en la mayoría de los concejales: vivir del urbanismo y de la construcción. Unos lo han conseguido; Serrano, más conocido en el municipio por «el metralleta», afronta su peor pesadilla.


Hoy, tres legislaturas después, la mayoría de aquellos concejales se enfrentan a la vida desde la «iniciativa particular». Ya no son concejales, pero la mayoría comen (y bien) de lo que aprobaron en la época en la que sus decisiones marcaban el límite de lo urbanizable y las zonas verdes o los equipamientos.


A pesar de la grandilocuencia de las palabras de Antonio Alonso, que «puso las manos en el fuego» por José Antonio Serrano (evidentemente, se las ha quemado), lo cierto es que la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo ratificó en el mes de abril de este año la condena de cuatro años de prisión menor y ocho de inhabilitación especial para empleo de cargo público por cohecho, quince meses de prisión por maquinación para alterar el precio de las cosas y una multa de 222.374 euros que impuso la Audiencia Provincial de Madrid al ex concejal.


Según la sentencia del Tribunal Supremo, que pasó inadvertida en mayo por la anterior campaña electoral y a la que tuvo acceso este medio, los magistrados ratificaron así los delitos que imputó la Audiencia Provincial a Serrano: cohecho, prevaricación y maquinación para alterar el precio de las cosas.

10 POR CIENTO

Según la Audiencia Provincial, José Antonio Serrano percibió comisiones en metálico del contratista Enrique Álvarez Arana a cambio de adjudicaciones de obras a través de la con­ce­jalía que comandó Serrano entre 1988 y 1994.


Las comisiones que percibía José Antonio Serrano ascendían a un 10 por ciento de cada obra adjudicada a cualquiera de las empresas de Arana, entre ellas Praper, SA y superaron, según la sentencia de la Audiencia Provincial, los 60.000 euros.


La Audiencia Provincial aseguró además en su sentencia que esto fue posible porque «el sistema de contratación de obras permitía influir al Sr. Serrano (...) en la selección de las empresas (...) sin ningún tipo de control»....(¿?) Parece que Alon­so se quemó las manos, pero, ¿y Neira? Ni siquiera las puso frente a la lumbre. Hacía mucho calor.

CASO ÁLVAREZ ARANA

El caso «Álvarez Arana», como se conoce popularmente este asunto, resuelve judicialmente uno de los muchos escándalos políticos del municipio. A diferencia de otros, éste ha llegado, prácticamente, hasta el final. Saltó a la luz pública en 1994, lo que provocó la dimisión del ex edil después de que el empresario Arana revelase que había pactado con él –a propuesta del ex concejal- la adjudicación de obras a cambio de comisiones.


Una querella del hermano de Álvarez Arana en 1994 llevó a éste a los tribunales, donde confesó haber pactado con José Antonio Serrano el pago de comisiones a cambio de obras.
En el sumario, y como punto de unión para certificar la relación que ambos mantenían, se asegura que José Antonio Serrano y Enrique Álvarez Arana planificaron la creación de una empresa. Se declaran como hechos probados que «buscando asegurarse el Sr. Serrano un más estrecho control de la contratación y unos mayores beneficios, acordó con el Sr. Arana constituir una empresa en la que serían accionistas las respectivas esposas, que pudiese concurrir a los concursos de adjudicación de obras del Ayuntamiento de Getafe». Con esta finalidad constituyeron la empresa Aucarán, SL en el mes de noviembre de 1990. En pacto privado al margen de la escritura de constitución las socias de Aucarán vendieron 11 días después de la constitución de la sociedad el 25 por ciento de las participaciones sociales a Isabel Martín Bena, esposa del Sr. Serrano. El citado pacto se realizó «sin contraprestación alguna», indicó la sentencia. Desde entonces diferentes instancias judiciales han venido emitiendo sentencias condenatorias contra José Antonio Serrano.


En la actualidad, José Antonio Serrano, al que le ha sido denegado el indulto, está pendiente de un “último recurso” ante el Tribunal Constitucional en un intento por retrasar el ingreso en prisión.


José Antonio Serrano fracasó, pero abrió el camino a los socialistas que empezaban a creer en el «capital». Constituyeron empresas que ocultaban los socios, que disimulaban el objeto social y que no iban a competir en igualdad con el resto de empresas del municipio; en su momento se aprovecharían de lo que ellos mismos habían aprobado en el Plan General de 1995. ¡Así cualquiera!


Así, mientras sus compañeros de partido en el Ayuntamiento (Neira, Alonso y Rivas) se enriquecen, él está a punto de ir al «trullo» y por sólo sesenta mil cochinos euros y algunos «favorci­llos» en el chalet que tenía el edil en la localidad de Ugena.


Jesús Neira participa, como administrador, en quince sociedades; simplemente el capital social es enorme; el valor de las propiedades es casi inconmensurable; las cuentas inscritas de las sociedades, «de hipo», imagínense.


Está directamente implicado en los desarrollos urbanísticos de la Huerta del Jardinero, El Bercial, El Rosón Perales del Río, El Ventorro, Costa de Vigo, Plaza Porticada (Hospita­lillo); directamente y con contratos privados. Su socio, Antonio Alonso, también es rico a costa del ladrillo. Quién le diría que acabaría comiendo de El Rosón, en el que tanto sufrió. Entre ambos controlan el Getafe CF. Cualquier día llegará a presidente. Como Florentino; o Gil.
Se trata del primer capítulo de «hombre rico, hombre pobre».

Artículo publicado en la revista OBSERVADOR
Getafe (Madrid), noviembre de 2003